Por primera vez, Andalucía tiene un presidente que no es del PSOE. El popular Juan Manuel Moreno Bonilla relevó a Susana Díaz al frente de la Junta. “Creo que el cambio político en Andalucía se está viviendo con mucha expectativa, son muchos años de gobierno de la Administración del PSOE y el cambio es histórico”, afirma Mariano Pérez de Ayala, presidente de Cáritas Andalucía. Moreno Bonilla toma posesión gracias al acuerdo de gobierno alcanzado con Ciudadanos y los votos favorables de los doce diputados de Vox. “En el punto de vista de la acción social –valora Pérez de Ayala– nos han preocupado algunos discursos previos, que esperamos que no se confirmen en la acción de Gobierno. Es lo que se refiere, fundamentalmente, al tema de las migraciones y a algunos asuntos relacionados con la igualdad y políticas sociales”.
Moreno Bonilla, nacido en Barcelona en 1970, aunque arraigado en Alhaurín de la Torre (Málaga) –a donde volvieron sus padres tras emigrar a Cataluña–, tomó posesión hoy, 18 de enero, tras el apoyo en la investidura del partido de Albert Rivera y del de Santiago Abascal. Vox no estará en el Gobierno andaluz, aunque ha firmado un acuerdo con el PP de 37 puntos que Moreno Bonilla se compromete a desarrollar. Entre ellos, “apoyar material, humana y documentalmente a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que tienen encomendada la protección de las fronteras, garantizando una inmigración ordenada, legal, respetuosa con nuestra cultura occidental, vinculada siempre al mercado laboral”.
El eco de las 18 propuestas que el partido liderado en Andalucía por el juez Francisco Serrano presentó al PP, sobre todo la expulsión de “52.000 inmigrantes ilegales”, no es fácil de borrar. “Creo que no se debe expulsar a nadie. Espero que se queden solo en unas declaraciones, en este caso de Vox, teñidas de radicalidad y que no responden a la realidad actual de las migraciones –explica Pérez de Ayala a esta revista–. Muchas organizaciones, como Cáritas, estamos haciendo un gran esfuerzo precisamente para facilitar la integración de las personas inmigrantes, independientemente de su origen y de las circunstancias en las que se encuentren. Creemos que es un deber cristiano de hospitalidad y de acogida. Por tanto, estamos en contra de políticas de deportaciones masivas. Desde el punto de vista de muchas organizaciones sociales, y entre ellas de Cáritas, insisto, estaríamos totalmente en contra”.
Pese a que el acuerdo finalmente alcanzado entre PP y Vox supuso una marcha atrás para el partido de Abascal, el debate se ha quedado sobre la mesa.