Colombia está de luto. El atentado terrorista registrado en la mañana del 17 de enero, en la escuela de cadetes de la policía nacional General Santander, en Bogotá, cobró la vida de 21 uniformados y dejó heridos a más de 60 al explotar un carro bomba. Desde la firma del acuerdo de paz con las FARC, no se había presentado un evento de esta gravedad, por lo que las autoridades de la Iglesia católica no han tardado en pronunciarse para expresar su dolor y cercanía con las víctimas y sus familias, su apoyo a las instituciones estatales y su más firme condena y rechazo.
En conversación con Vida Nueva, Elkin Álvarez, secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), ha dicho que los obispos “han recibido con muchísimo dolor la noticia de este atentado terrorista. Es una acción, además de dolorosa, que expresa cobardía. El terrorismo siempre será la más trágica de todas las vías para cualquier cometido”.
El secretario general de la CEC elevó sus oraciones por las víctimas, por la Policía Nacional y por todas las personas que se esfuerzan por luchar por la paz, al tiempo que lamenta “muchísimo el retraso en esta lucha [por la paz] que significa el atentado del día de hoy”.
En un claro llamado nacional, invitó a “rodear unidos un proyecto de paz para el país y a luchar contra el terrorismo y decir luchar contra el terrorismo significa que haya un repudio total, que hagamos conciencia de que las formas de violencia no solucionan nada”.
El llamado se extiente a los católicos de una manera muy especial: “les pedimos a los pastores de la Iglesia redoblar la oración delante de Jesús en estos días para que nos permita con serenidad y calma vislumbrar las vías que necesitamos para construir la paz”, ha expresado el obispo.
Asimismo, en un comunicado a la opinión pública Oscar Urbina Ortega, presidente de la CEC y arzobispo de Villavicencio, en nombre de los obispos expresó el hondo dolor que comparte –junto a todo el pueblo colombiano– ante este trágico y cruel acto terrorista, acentuando que “rechazamos y condenamos este hecho que enluta a tantas familias, a la policía y a la nación entera”.
El prelado ha invitado a “no permitir que el terrorismo o cualquier forma de violencia sigan acabando con la vida de los colombianos y haciendo crecer el miedo y la incertidumbre”, al contrario “es momento de fortalecer la voluntad, el compromiso y la unidad de todos, gobierno y sociedad civil, para derrotar la violencia y encaminarnos con renovada firmeza hacia la reconciliación y la paz”.
“Oramos por quienes han perdido la vida en este atentado y por la recuperación de los heridos, así mismo, aseguramos nuestra cercanía espiritual a los seres queridos de todos ellos. Expresamos nuestra solidaridad y apoyo a las instituciones del Estado, al Presidente de la República y a su gobierno, a la fuerza pública y, en particular, a la Policía Nacional”, agregó Urbina.
Por su parte, el cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, rechazó de plano este acto terrorista y “todo atentado que vulnera la dignidad de las personas y de la sociedad, y manifestó que “la muerte, la violencia y el terror no pueden ser nunca semilla de justicia y de paz”.
El cardenal primado de Colombia expresó su cercanía y solidaridad con la nación, la Policía Nacional y, especialmente, por las víctimas y sus familias: “Imploramos del Señor el perdón y la paz”.
Durante estas horas de dolor y perplejidad para el país, los obispos y las jurisdicciones eclesiásticas no han dejado de expresar su solidaridad con las víctimas y su total rechazo a las acciones de los violentos tras el cruel atentado.
“No podemos permitir que el terrorismo o cualquier forma de violencia sigan acabando con la vida de los colombianos y haciendo crecer el miedo y la incertidumbre”, se lee en el comunicado oficial de la CEC.