Panamá, un pequeño país más estable y rico que sus vecinos de América Central, acogió a la juventud del mundo el 17 de enero. El papa Francisco, que viajará a la capital panameña del 23 al 27 de este mes, se dirigirá de forma especial a los centroamericanos, cuya región, marcada por la violencia y la pobreza, se enfrenta a crisis políticas y a la cuestión migratoria.
“No será la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Panamá, sino la de toda América Central”. Así lo cree el agustino José Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo metropolitano de Panamá. Una JMJ, en definitiva, que llega en un momento particularmente delicado para esta región, una de las “periferias del mundo” más queridas en el corazón de Bergoglio. Las imágenes de los miles de hondureños y salvadoreños, que han salido de sus países con las caravanas de migrantes y que esperan desesperados en la frontera entre México y Estados Unidos, dan la vuelta al mundo. Y ponen el foco en una zona tomada por la pobreza, el narcotráfico, la corrupción política y la violencia, con la proliferación de pandillas de jóvenes sin perspectivas de futuro.
A este panorama tan poco alentador se añaden, en varios países de la zona como Nicaragua, Honduras o Guatemala, crisis políticas casi crónicas. “La realidad de los migrantes, si golpea a alguien, es a la juventud”, por lo que será “uno de los temas” que el papa Francisco “iluminará”, ha confirmado el arzobispo de Panamá a preguntas de los periodistas en rueda de prensa. “La reciente imagen de las caravanas de inmigrantes en Centroamérica, con su dolor y su sufrimiento, estará muy presente”, reitera el prelado. Los organizadores de la JMJ han tenido en cuenta este dato. El secretario ejecutivo de Cáritas Panamá, el diácono Víctor Berrio, recuerda que su país siempre ha sido una tierra de acogida para mucha gente, empezando por Venezuela, Colombia y Cuba.
Un papa en Panamá 36 años después
Es la primera vez, desde 1983, que un papa viaja a la región. Aquel año, en una única gran gira, Juan Pablo II había visitado Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Haití. Era una época de guerras civiles y de dictaduras militares. Los tiempos han cambiado, pero la situación sigue siendo muy conflictiva en varios de estos países, con numerosos peligros, especialmente en torno al mundo de las drogas.
Panamá recibe a unos 200.000 jóvenes, la mayoría de América Latina. Se prevé que las delegaciones centroamericanas sean mucho más numerosas que en otras ediciones. Por ejemplo, los peregrinos salvadoreños eran unos 350 en la JMJ de Cracovia 2016. En Panamá, serán cerca de 7.000. Con solo cuatro millones de habitantes, Panamá se convertirá en el país más pequeño que acoja una JMJ desde su creación, en 1984. “Si nuestro país lo ha conseguido, entonces cualquiera puede hacerlo”, bromean los organizadores.