Juan Carlos Scannone, reconocido teólogo y sacerdote argentino, fue uno de los maestros que ejerció mayor influencia en el entonces seminarista Jorge Mario Bergoglio. Ingresó a la Compañía de Jesús en 1949. Se licenció en filosofía en la Facultad de Filosofía de San Miguel (Argentina), en 1956. Luego estudió teología en la Universidad de Innsbruck (Austria), en 1963, y obtuvo el doctorado en filosofía por la Universidad de Munich (Alemania), en 1967.
Scanonne –reconocido por su aporte a la teología latinoamericana– analiza los actuales escenarios en los que Francisco ha sido objeto de enconados ataques.
El teólogo considera que detrás de toda esta caterva de agresiones hay poderosos sectores económicos y políticos que buscan matar “moralmente” al Papa. Se “le quiere desprestigiar, de tal manera que luego no se le haga caso antes las críticas” formuladas en torno a temas como la migración, la guerra y el medioambiente.
No depende de éxitos políticos
PREGUNTA.- ¿Cuál es el estatus de la teología de la liberación en tiempos en los que se presume el fracaso de la izquierda política latinoamericana?
RESPUESTA.- La teología de la liberación no depende de éxitos políticos, sino que es teología y más bien se busca la liberación de los pobres. Entonces sí se necesitaran mediaciones políticas –no necesariamente las que ahora están en cuestión– porque lamentablemente, en mi opinión, tanto en Venezuela como en Nicaragua las orientaciones no fueron realmente liberadoras.
En Nicaragua aparentemente al comienzo sí, pero ahora se ha convertido en un gobierno que más bien está en contra del pueblo. Estuve en Nicaragua hace 2 años y la gente decía ‘estamos peor que en tiempos de Somoza’.
En Venezuela aparentemente no solo no hay justicia, sino que el Estado no funciona, es decir, porque aún en dictaduras totalmente desechables como las de Stalin o Hitler al menos en el aspecto del funcionamiento civil del país había alimentos, medicamentos, había papel higiénico, etcétera, pero entonces si hasta eso falta quiere decir que es un gobierno que no sabe gobernar.
Y esto sin importar que sea de izquierda o de derecha. Es otro problema. Ahí en esos casos falla muy probablemente la ideología, pero también la administración, de tal manera yo pienso que la teología de la liberación debe tener en cuenta esas circunstancias y buscar la liberación integral de los pueblos latinoamericanos.
Más allá del desprestigio al Papa
P.- ¿Qué análisis hace de los ataques de los que frecuentemente es objeto el Papa? ¿Cuál es su posición?
R.- Haré lo que pide: rezar por él, pero pienso –y es una posición muy personal– que detrás del tema de los abusos, que es muy real y muy doloroso, pero que el Papa ha trabajado mucho en ello, hay intereses de tipo económico y político que quieren que el Papa renuncie, y si renunciara para estos sectores sería ideal.
No lo digo por casos como el de monseñor Viganò, sino por lo que está detrás y lo orquesta por otras motivaciones. Se ataca al Papa o al menos se le quiere desprestigiar, de tal manera que luego no se le haga caso ante sus críticas al capitalismo salvaje, la violencia institucional o al sistema que atenta contra la vida.
P.- ¿Cómo lograr una verdadera evangelización puertas adentro?
R.- Necesitamos de la conversión pastoral que el Papa ha referido, una Iglesia en salida. También ha dicho que prefiere una Iglesia herida para convertirse en una especie de hospital de campaña con todas las víctimas, tanto los pecadores, como los pobres, los oprimidos, los refugiados, los drogadictos, es decir, todas las víctimas. Es preferible frente a una Iglesia que esté encerrada en la sacristía y que, por lo tanto, quede en una ambigüedad y esté enferma más bien por el hecho de no poder respirar aire puro.
El rostro de migrantes y refugiados clama al cielo
P.- ¿En los actuales momentos cuáles son los rostros de los empobrecidos y excluidos?
R.- Aparecida propone distintos rostros, pero quizá en este momento yo pienso que entre las principales víctimas están los refugiados y migrantes tanto en Europa como en Estados Unidos, como ahora también está pasando en América Latina, es decir, aquellos que por razones de la violencia, de la guerra o del hambre en sus países tuvieron que emigrar o refugiarse y muchas de las veces son maltratados, no se les recibe, son despreciados, parias, esclavizados. Este es uno de los puntos, no sé si el principal, pero ciertamente uno de los que más clama al cielo.