La Jornada Mundial de la Juventud de Panamá arrancó ayer, 22 de enero, con una eucaristía en la llamada Cinta Costera, un territorio ganado al Oceáno Pacífico que se ha rebautizado estos días como el parque de Santa María La Antigua. El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, presidió la misa que estuvo concelebrada por los cardenales Juan Luis Lacunza y Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga.
El anfitrión de la cita quiso agradecer en su homilía al Papa Francisco -horas antes de su llegada al país centroamericano- haber escogido “las periferias existenciales y geográficas” para celebrar el evento más multitudinario de la Iglesia.
Para Ulloa, este gesto se convierte en un “bálsamo” para los jóvenes que “conviven sin esperanza”. Así, se refirió directamente a “la juventud indígena y afrodescendiente, la juventud que migra por la casi nula respuesta de sus países de origen, que los lanzan a cifrar sus esperanzas en otros países, exponiéndolos al narcotráfico, la trata humana, la delincuencia y tantos otros males sociales”.
El prelado, que se mostró exultante durante toda su intervención, confió en que esta JMJ permita a los jóvenes confrontarse “con el adoctrinamiento del sistema de anti valores que impera sustentado en la búsqueda de una falsa felicidad, que es tan fugaz que los lleva a experimentar desesperadamente con tantas cosas que dañan la mente y el espíritu y que al final no lograr llenar el vacío existencial”.
Frente a ello presentó la ternura de Jesús como alternativa. Eso sí, en un ejercicio de autocrítica, reconoció que “quizá como Iglesia no hemos podido transmitirle esto con la claridad suficiente”. “En la Iglesia estamos en espera de esta primavera juvenil. Confiamos en ustedes, esperamos mucho de ustedes, porque estamos plenamente convencidos, que los verdaderos protagonistas para los cambios y las transformaciones que requiere la humanidad”, expresó a continuación.
De esta manera, Ulloa entregó el relevo misionero a los miles de peregrinos presentes. “La Iglesia está en sus manos, en sus capacidades, en su visión de un mundo mejor”. “Solo dejamos de ser jóvenes cuando dejamos de soñar”, les interpeló
“Somos la primera diócesis en tierra firme y desde aquí irradió el Evangelio al resto del continente americano”, reivindicó Ulloa en un gesto de acogida, que puso durante su homilía en primer plano la figura de la madre de Jesús, en tanto que el Papa escogió para este encuentro un lema mariano: “He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
A fecha de hoy se han inscrito en la JMJ más de 100.000 peregrinos, de 156 países. Les acompañarán 480 obispos. De ellos, 380 prelados impartirán catequesis a los jóvenes durante estos días en 137 centro y en 25 idiomas. Para sacar adelante este macroencuentro están al servicio 20.000 voluntarios panameños y 2.445 voluntarios internacionales.