Reportajes

Así es el día a día de una maestra de Religión en la escuela pública





“En esta clase decimos lo siento, amamos, damos segundas oportunidades, nos divertimos, nos abrazamos, perdonamos, cometemos errores, somos una familia y compartimos”. Es uno de los carteles que se leen al entrar en el aula de Religión del Colegio Badiel (Guadalajara). La ‘profe’ es Cristina Gómez (32 años), que imparte la asignatura desde que acabó Magisterio. En concreto, lleva 10 años siendo “la de reli” en este centro.

Los alumnos de 3º de Primaria entran en el aula. Para saber cuál es el tema del día juegan al ahorcado. La palabra contiene dos vocales: A y O. Y tres consonantes: R, L y S. “Caracolas”, grita una niña. Frío. “Parábolas”, dice otro. Bingo. “¿Alguien se acuerda qué eran las parábolas?”, pregunta Cristina. “Historias que contaba Jesús para explicarnos algo”. Así lo resumen tras varios intentos. Un dado gigante contiene parábolas y otros pasajes. Le toca jugar a un niño. “Cuando Moisés abrió las aguas para que no entraran los malos”, pone en esa cara del dado. ¿Es una parábola? “No”, responden al unísono. Nuevo turno. “El cuento de la oveja pérdida”. ¿Y esta es una parábola? “Sí”, dicen todos.

Para los niños, la oveja perdida se llama blanquita. Y está escondida por la clase. Hay que gritar para que salga. Y sí, en forma de globo, aparece en un armario. También habla: “El Señor es mi pastor; nada me falta”. ¿Qué quiere decir esto? “Que Dios nos ama a todos”, se apresura a decir uno de los pequeños. Así es como Cristina da pie a contar, con la ayuda de unas láminas, la parábola. Una de ellas, porque los próximos días aprenderán otras. Y lo harán jugando. Y cantando, porque tampoco faltó la canción de la ovejita: “Hubo un pastor muy bueno que tuvo un rebaño…”.

Profesora todoterreno

Se lo pasan bien a partes iguales profesora y alumnos. Porque lo suyo es vocación. Ella es una profesora todoterreno, y no solo porque se mueva en este vehículo, sino porque, como muchos maestros de la asignatura, se desplaza a varios centros para compartir con los niños su vocación, para la que ha sido “enviada”, como ella misma dice. Los alumnos del Badiel la comparten con el Colegio Alvar Fáñez de Minaya, también en Guadalajara, y el Cristo de la Esperanza, de Marchamalo. “Cada día estoy más contenta con esta profesión. A principio de curso el obispo nos entrega la ‘missio canonica’ y eso significa que no estamos aquí porque lo hayamos elegido, sino porque nos han enviado. Y no puedo estar más contenta”, explica a esta revista entre clase y clase.

La clase continúa con los alumnos de 3º de Primaria. Una ficha con un laberinto en la que el pastor tiene que encontrar a su oveja es la siguiente actividad. Una vez conseguido, toca jugar de nuevo. El pastor tiene que, con los ojos vendados, encontrar a la oveja, que porta un cascabel. ¿El resto? Árboles y piedras que dificultan la tarea. Y cuando el pastor encuentra a su oveja: una fiesta. Después del revuelo, los alumnos vuelven a su sitio, porque toca pensar qué quiere enseñar Jesús con la parábola de la oveja. “Que nos tenemos que querer por igual y que Dios se preocupa por todos”, afirma una alumna. “Pero, ¿qué hizo Jesús cuando encontró a la oveja”, interviene la profesora. “La abrazó y no la castigó, sino que la perdonó”, comenta una niña. “Exacto, Jesús quiere decirnos que Dios se preocupa por todos nosotros y siempre nos perdona”, remarca la profesora.

La clase termina y la profesora recoge sus cosas para trasladarse a otro de los centros. Y va con una sonrisa. “No me importa ser profesora todoterreno. Además están cerca los colegios. He estado en varios coles, pero ya llevo seis años sin cambiar”, explica. De hecho, no se ve presentándose a unas oposiciones para impartir otra materia pese a los vaivenes políticos. En el claustro es una más. “Nunca he tenido ningún problema. Intento colaborar en todas las iniciativas del ‘cole’. En el festival de Navidad y en el día de la paz estoy a tope, por ejemplo”. Ella cuenta con un equipo directivo que la apoya. A comienzos de curso se va con los más mayores de Primaria a conocer la parroquia más cercana. También en Navidad le dejan llevarlos a repartir comida junto a otros voluntarios de Cáritas.

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