Entrevistas

El arzobispo metropolita ortodoxo en España: “Una Iglesia que no produce mártires no es la Iglesia de Cristo”





Hoy, 25 de enero, llega a su fin la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Unos días en los que, a través de distintos actos, las diversas vertientes del cristianismo en España se han unido para celebrar el ecumenismo y establecer lazos y puentes.

Policarpo, arzobispo metropolita ortodoxo en España, comenta con Vida Nueva la importancia de la celebración de iniciativas como esta para fortalecer las relaciones, así como, a la luz del lema de este año, la necesidad de no perder de vista “de dónde proviene la auténtica justicia: Jesucristo”.

PREGUNTA.- ‘Actúa siempre con buena justicia’. Este es el lema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que llega hoy a su fin. ¿Cómo se relaciona la justicia con la unidad?

RESPUESTA.- El tema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del año corriente es muy actual, porque vivimos en un mundo donde falta la justicia verdadera y reina la injusticia. La búsqueda de la justicia es una cuestión y un ensañamiento fundamental en el cristianismo. Cristo es la fuente de la justicia, de la justicia eterna. Naturalmente son distintas la justicia de Dios y la de los hombres. Los hombres, por una parte, quieren imponer su propia justicia, y por otro piden de parte de Dios su propia justificación, actuando en la mayoría de los casos no con buena justicia. El ecumenismo tiene un papel fundamental en el cultivo común entre todos los cristianos en el sentido de actuar con justicia buena, con la justicia de Dios y no la de este mundo turbado. La injusticia reina, pero su reino es temporal. Dios tarda, pero no olvida. Además sobre el argumento de la justicia no existen grandes diferencias teológicas entre las distintas Iglesias cristianas.

P.- ¿Cómo es la relación entre la Iglesia católica y la ortodoxa en España y Portugal?

R.- Las relaciones entre las Iglesias Ortodoxa y Católica Romana en España y Portugal son, en líneas generales, fraternales, y existe una buena colaboración a nivel local y también nacional. No debemos olvidar el hecho de que, en la Península Ibérica, a diferencia de otras partes de Europa, no existían una presencia histórica ortodoxa, y el conocimiento del mundo ortodoxo ha venido en la Península a través de la inmigración económica en los últimos 25 años de ortodoxos provenientes de Europa Oriental y la organización eclesiástica de ellos a nivel local y nacional.

P.- ¿Cómo se relacionan las distintas Iglesias para que sus miembros estén más unidos entre sí como cristianos?

R.- Creo que las varias Iglesias cristianas hacen muchas cosas en esta dirección: oraciones, seminarios, congresos, jornadas, homilías y cursos en nivel local, nacional e internacional. Además, la materia del ecumenismo viene ensañada casi en todas las instituciones de formación teológica y religiosa.

P.- La realidad de los cristianos perseguidos en diversos países es algo de lo que cada vez los fieles vamos tomando más conciencia, ¿qué podemos hacer para que nos sientan más próximos los cristianos que sufren?

R.- Los cristianos perseguidos en varios países constituyen la gloria de la Iglesia porque dan testimonio de Jesucristo, único verdadero Señor, Dios y Salvador del mundo. Parecen no sólo el martirio de la conciencia, sino también aquello del sangre en muchos casos. Nosotros, los otros cristianos no perseguidos, al menos abiertamente, tenemos la obligación sagrada de rezar por ellos, hacer público entre nuestras comunidades eclesiales su martirio de persecución, reforzarlos en su testimonio y que su persecución sea un ejemplo para todos los cristianos de firmeza en la fe en Jesucristo. Damos gracias al Señor de la Iglesia que esta última continúa produciendo mártires. Dios mismo nos exhorta a ser mártires porque también Él es mártir. La Iglesia que no produce mártires y no cura no es la verdadera Iglesia de Cristo, gran mártir y sanador.

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