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JMJ de Panamá: “misericordia sin medida” en el Parque del Perdón





“Felicidades por su confesión; Dios le ha perdonado”. Es lo primero que los jóvenes escuchan en boca de los voluntarios de la JMJ después de obtener el sacramento de la reconciliación en el Parque del Perdón. Hasta allí han llegado miles de peregrinos que con la confesión han puesto la guinda a su preparación para la Jornada Mundial de la Juventud.

Y todo pese a que confesarse en este lugar no es sencillo. Durante estos días los jóvenes que buscaban la confesión han tenido que soportar largas colas bajo el asfixiante sol de Panamá. Es lo que más sorprende al llegar: colas de hasta una hora para confesarse en la JMJ con menos afluencia de público de las cinco últimas ediciones.

En estas condiciones, solo por verdadera convicción se aguantan colas de una hora. A la vista está cuando, terminada la confesión, gran parte de los jóvenes salen llorando de la zona de confesionarios. Lágrimas de emoción tras una experiencia única en el lugar del perdón. Los jóvenes ven satisfecha en ese momento la hora de espera y posiblemente el viaje hasta Panamá. Más aún cuando escuchan las palabras de ánimo de los voluntarios.

Gratitud y entrega

Para los sacerdotes, confesar en el Parque del Perdón tampoco es algo normal. Nicolás Vigo, sacerdote peruano, pasó la mañana sentado en uno de los centenares de confesionarios. Aunque sufrió el calor del verano panameño, asegura que sintió “la misericordia de Dios que se regala sin medida”. “Me he sentido un siervo que Dios ha usado para poder ayudar a los peregrinos a sentirse amados, queridos e importantes, nuevamente”, dijo.

Él, como muchos sacerdotes, pudo palpar la alegría de tantos jóvenes que fueron confesados. Muchos dejaban recuerdos a los sacerdotes como símbolo de su gratitud. A Javier, sacerdote mexicano, le regalaron dos pulseras y una estampa de la Virgen.

El Parque del Perdón recobra además un mayor sentido al saber que los 250 confesionarios han sido realizados por 35 presos de la Cárcel La Joya y la Nueva Joya. Ellos mismos reconocieron que los confesionarios que han hecho no es “un simple trabajo de ebanistería”.

La imagen al llegar al Parque del Perdón está llena de simbolismo: decenas de confesionarios azules rematados con cruces rojas en los que se encuentran arrodillados o sentados los jóvenes peregrinos que viven junto al papa Francisco la misma alegría por vivir unidos la fe que la que experimentan en este lugar.

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