“No siempre creemos que Dios pueda ser tan concreto y cotidiano, tan cercano y real, y menos aún que se haga tan presente y actúe a través de alguien conocido como puede ser un vecino, un amigo, un familiar”. De esta manera se ha expresado el papa Francisco, hoy, 27 de enero, en la misa de clausura de la JMJ de Panamá en el Campo San Juan Pablo II.
En este sentido, ha continuado: “No siempre creemos que el Señor nos pueda invitar a trabajar y a embarrarnos las manos junto a Él en su Reino de forma tan simple pero contundente”. Y es que, “no son pocas las veces que actuamos como los vecinos de Nazaret, que preferimos un Dios a la distancia: lindo, bueno, generoso, pero distante y que no incomode. Porque un Dios cercano y cotidiano, amigo y hermano nos pide aprender de cercanías, de cotidianeidad y sobre todo de fraternidad”, ha aseverado.
Durante su homilía, basada en el comienzo de la misión pública de Jesús –(Lc 4,20-21)–, el Papa ha destacado que “Él no quiso tener una manifestación angelical o espectacular, sino que quiso regalarnos un rostro hermano y amigo, concreto, familiar. Dios es real porque el amor es real, Dios es concreto porque el amor es concreto”. No obstante, “no todos los que allí lo escucharon se sentían invitados o convocados. No todos los vecinos de Nazaret estaban preparados para creer en alguien que conocían y habían visto crecer y que los invitaba a poner en acto un sueño tan esperado”.
A este respecto, Francisco ha indicado que “nosotros también podemos correr los mismos riesgos que los vecinos de Nazaret, cuando en nuestras comunidades el Evangelio se quiere hacer vida concreta y comenzamos a decir: ‘Pero estos chicos, no son hijos de María, José, y no son hermanos de… Estos no son los jovencitos que ayudamos a crecer… Ese de allá, no era el que rompía siempre los vidrios con su pelota’. Y lo que nació para ser profecía y anuncio del Reino de Dios termina domesticado y empobrecido. Querer domesticar la Palabra de Dios es cosa de todos los días”.
También les ha dicho que “incluso les puede pasar lo mismo cada vez que piensan que su misión, su vocación, que hasta su vida es una promesa tan solo para el futuro y nada tiene que ver con vuestro presente. Como si ser joven fuera sinónimo de sala de espera de quien aguarda el turno de su hora”. Y “en el ‘mientras tanto’ de esa hora, les inventamos o se inventan un futuro higiénicamente bien empaquetado y sin consecuencias, bien armado y garantizado con todo ‘bien asegurado’. Eso es “la ‘ficción’ de alegría”, porque “consideramos o consideran que son demasiado jóvenes para involucrarse”.
En referencia al Sínodo de los Jóvenes del pasado octubre, uno de los frutos que ha destacado es “la riqueza de poder encontrarnos y, sobre todo, escucharnos. La riqueza de la escucha entre generaciones, la riqueza del intercambio y el valor de reconocer que nos necesitamos, que tenemos que esforzarnos en propiciar canales y espacios en los que involucrarse en soñar y trabajar el mañana ya desde hoy. Pero no aisladamente, sino juntos, creando un espacio en común. Un espacio que no se regala ni ganamos en la lotería, sino un espacio por el que también ustedes deben pelear”.
Y es que, como ha señalado, “ustedes no son el futuro sino el ahora de Dios. Él los convoca y los llama en sus comunidades y ciudades a ir en búsqueda de sus abuelos, de sus mayores; a ponerse de pie y junto a ellos tomar la palabra y poner en acto el sueño con el que el Señor los soñó”.
Asimismo, ha agregado: “Para Jesús no hay un ‘mientras tanto’ sino amor de misericordia que quiere anidar y conquistar el corazón. Él quiere ser nuestro tesoro, porque no es un ‘mientras tanto’ en la vida o moda pasajera, es amor de entrega que invita a entregarse”. “Es amor concreto, cercano, real –ha añadido–; es alegría festiva que nace al optar y participar en la pesca milagrosa de la esperanza y la caridad, la solidaridad y la fraternidad frente a tanta mirada paralizada y paralizante por los miedos y la exclusión, la especulación y la manipulación”.
Y, para concluir, una pregunta: “¿Quieren vivir la concreción de su amor?”. “Que vuestro ‘sí’ siga siendo la puerta de ingreso para que el Espíritu Santo nos regale un nuevo Pentecostés al mundo y a la Iglesia”, ha subrayado.
El cardenal prefecto del dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, Kevin Farrel, ha confirmado que la próxima JMJ, que tendrá lugar en 2022, se celebrará en Lisboa (Portugal). Antes del anuncio, el papa Francisco ha lanzado un saludo final en el que ha instado a los jóvenes a que “no dejen enfriar lo que han vivido durante estos días. Vuelvan a su parroquias y comunidades, a sus familias y a sus amigos, y transmitan esta experiencia, para que otros puedan vibrar con esa fuerza e ilusión que ustedes tienen. Con María sigan diciendo ‘sí al sueño que Dios sembró en ustedes”.
Por otro lado, también les ha agradecido “su fe y su alegría”, que “ha hecho vibrar a Panamá, a América y al mundo entero”. “Estamos en camino –ha añadido–, sigan caminando, sigan viviendo la fe y compartiéndola”. Y, “por favor, no se olviden de rezar por mí”.