Las tensiones entre la Iglesia y el régimen de Nicolás Maduro van en aumento. Este domingo 27 mientras el papa Francisco pedía tras el rezo del Ángelus en Panamá por “una solución justa y pacífica para superar la crisis en Venezuela”, grupos afectos al chavismo profanaron un templo en Maracaibo –al occidente del país– y en San Cristóbal un párroco fue víctima de amedrentamiento.
No es la primera vez que este tipo de ataques se da en medio de la agudización de la crisis política venezolana, pues el pasado 24 de enero en la catedral de Maturín –en el oriente– unas 700 personas quedaron encerradas tras el asedio de colectivos armados y miembros de las fuerzas militares. Esto marca un escenario de dura represión contra la Iglesia que permanentemente denuncia la violación de derechos humanos en el país.
Un ataque desproporcionado
Mientras vecinos de la comunidad Sierra Maestra, en la parroquia Nuestra Señora de la Guadalupe (jurisdicción de la arquidiócesis de Maracaibo), celebraban la eucaristía, antes del saludo final, un colectivo de más de 20 personas ingresó violentamente al templo haciendo disparos y sometiendo al párroco.
“Golpearon a la gente, rompieron vidrios, se llevaron micrófonos y otras. Hubo dos heridos en la cabeza, violentaron algo tan sagrado como son nuestros niños: un adulto le dio un golpe a menor de edad, en fin, lo hicieron de una manera desproporcionada, no sabemos por qué van a entrar a un templo que es patrimonio de la comunidad, no solo de la Iglesia como institución, sino de cada ser humano”, así lo informó a Vida Nueva, José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).
Grupos al margen de la ley
“¿Por qué tienen que violentar a gente inocente que no tiene que ver con cuestiones políticas, estaban allí tan solo para recibir la bendición de Dios en la Santa Misa?”, se pregunta el prelado al tiempo que manifiesta que estos ataques son la expresión de lo que está sucediendo en el país pues precisamente estos grupos actúan al margen de la ley.
“La policía que está a pocos metros de allí no hizo absolutamente nada a pesar que estuvieron [los miembros del colectivo] alrededor de media hora y esto nos preocupa porque así como es hoy el templo mañana serán las casas de familia, las comunidades y, en fin, hacen lo que quieren”, ha denunciado el arzobispo.
El prelado aguarda por las investigaciones respectivas y recuerda que “la violencia siempre se revierte contra los violentos y no queremos que esta sea una espiral de violencia” al tiempo que invita a la gente a protegerse y a organizarse en sus comunidades para evitar las acciones de estos grupos delictivos.
Acciones de amedrentamiento
También en Colón, diócesis de San Cristóbal, dos hombres ingresaron en la casa del párroco, José Ramón Salcedo, de Nuestra Señora de la Esperanza, mientras este celebraba una eucaristía en una aldea cercana del sector, sometiendo a su anciana madre. Los vecinos al percatarse de los gritos de la señora salieron en su auxilio. Los individuos escaparon y solo se llevaron la computadora del sacerdote.
“Afortunadamente la mamá del sacerdote no resultó herida, pero llama la atención que sea el mismo día de lo que sucedió en Maracaibo. Colón ha estado azotado por grupos irregulares de la frontera. Hablé con el párroco y está bien, aunque preocupado”, contó en exclusiva a Vida Nueva, Mario Moronta, obispo de San Cristóbal.
Dispuesto a todo para defenderlos
En un mensaje a los sacerdotes de la diócesis, el obispo de San Cristóbal ha informado que “es probable que comiencen algunas acciones contra sacerdotes o instancias de la iglesia” y refirió los ataques en Maturín y Maracaibo como acciones sistemáticas de lo que pudiera avecinarse en los próximos días.
“Quiero indicarles tres cosas, debemos estar muy atentos, cuidarnos, protegernos unos a los otros, cualquier circunstancia que suceda inmediatamente comunicarnos para estar pendientes. Segundo no solamente nosotros, sino también nuestra gente, nuestros catequistas y religiosas, seminaristas, estar pendientes de lo que pueda suceder, de lo que pueda constituir una agresión o una amenaza”, ha dicho Moronta.
Finalmente el obispo expresó su cercanía y apoyo al presbiterio y al pueblo de Dios: “En tercer lugar quiero ratificar que estoy pendiente y dispuesto a todo lo que sea necesario para defender, no solamente a los presbíteros, seminaristas y religiosas, sino al pueblo de Dios. De manera especial quiero a ustedes sacerdotes hacerles sentir que cuentan con el apoyo, la oración, el afecto del obispo”.