El impacto de la noticia, ampliamente desarrollada por los medios de comunicación, provocó conmoción en la Iglesia chilena. Renato Poblete Barth, jesuita que dirigió el Hogar de Cristo entre 1982 y 2000, ha sido acusado de haber abusado por 9 años de quien ahora lo denuncia, después de 30 años. Presentada a través de la Comisión de Escucha encargada por Monseñor Charles Scicluna, la denuncia se refiere a delitos y situaciones abusivas entre 1985 y 1993 de carácter grave en el ámbito sexual, de poder y de conciencia. La denunciante habría tenido 19 ó 20 años al momento de iniciarse los hechos.
Aunque Poblete falleció el año 2010, la Compañía de Jesús en Chile ha declarado que llevarán adelante una investigación para “esclarecer los hechos denunciados y eventuales responsabilidades”. “En medio de la conmoción que esta noticia nos ha causado, agregan, reiteramos nuestro compromiso de poner todos los medios que están a nuestro alcance para dar garantías de que esta denuncia será indagada con rigurosidad”.
El diario “El Mercurio” del domingo 27 publica una larga entrevista a Marcela Aranda Escobar, de 53 años, profesora de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien aparece por primera vez. “Me anima buscar verdad y justicia, soy parte de la Iglesia y responsable por ella también”, explica.
En la entrevista explica que esa experiencia quedó bloqueada en su interior como una época inexistente en su vida. Durante estos años había indicios en conductas inexplicables, que ella no relacionaba. La sucesión de denuncias en la iglesia chilena el año pasado provocó en ella una progresiva conmoción que la llevó a buscar apoyo en el sacerdote Rodrigo Polanco, ante quien logró verbalizar las dolorosas experiencias vividas. Con él asistió, semanas después, a la conferencia que el abogado Juan Pablo Hermosilla, defensor de las víctimas de Karadima en el juicio contra el Arzobispado de Santiago, dio en la Facultad de Teología sobre la renovación de las estructuras eclesiales que han propiciado el abuso. Allí fue el estallido.
“Cuando el abogado comenzó a hablar de ejemplos concretos de abuso, muy impactantes, sentí cómo me iba reflejando en esas historias…, relata Marcela. Cuando se dio la palabra para intervenir sentí la necesidad de compartirlo con esa veintena de colegas. No me acuerdo de nada, de hecho, ellos me han contado lo que dije”. Sus colegas la acogieron y contuvieron en ese momento. El Decano de la Facultad, primero, y el mismo Rector de la Universidad, después, la recibieron para darle su apoyo y acogida.
Se ha negado a describir públicamente los hechos ocurridos cuando tenía 20 años, hasta hacerlo en el proceso judicial.
El acusado, Renato Poblete, sj, nació en Antofagasta en 1924, estudió en el Liceo de Aplicación de Santiago, colegio laico tradicional en el que conoció al Padre Alberto Hurtado, clave en su vocación e ingreso a la Compañía de Jesús. Durante los casi 20 años que dirigió la obra creada por Hurtado, el Hogar de Cristo, lo potenció llevándolo de 7 a 50 filiales en el país. Reconocido, respetado y apoyado por los principales empresarios del país, logró canalizar apoyo institucional y financiamiento de grandes empresas para solventar y consolidar la principal obra jesuita de solidaridad en Chile. Este prestigio le permitió actuar como negociador entre el Frente Patriótico Manuel Rodríguez y la familia de Agustín Edwards, dueño de El Mercurio, durante el secuestro de su hijo, Cristián, a fines de 1991.
El año 2009 la presidenta de Chile, Michelle Bachelet le condecoró con el Premio Bicentenario.
El rol destacado de Renato Poblete en el país llevó a que algunos espacios públicos hoy lleven su nombre, lo que está siendo cuestionado por las autoridades de esos lugares.
Para la Compañía de Jesús ha sido un golpe demoledor. El mismo domingo en que se publicó la entrevista a Marcela Aranda, la congregación emitió un segundo comunicado informando que su testimonio les avergüenza y entristece y “luego de la publicación del comunicado del 17 de enero, hemos recibido nuevas denuncias en contra del P. Renato Poblete Barth, SJ. Tal como nos recuerda el Papa Francisco, “las heridas nunca prescriben”, el dolor de las personas a las que hemos dañado “es un gemido que clama al cielo” (Carta del Papa Francisco al Pueblo de Dios, 20 agosto 2018)”.
Se ha generado un escenario incierto. No sólo por las nuevas denuncias, sino porque van surgiendo nombres de otros jesuitas que podrían ser acusados de encubrimiento, como el ex provincial Juan Ochagavía, sj., llamado a declarar.
Con estas informaciones, Helmuy Kramer, uno de los denunciantes y voceros de la Red de Sobrevivientes de abuso eclesiástico, expresó: “nosotros pensamos que, en cierta forma, se sigue manteniendo un manto de protección frente a ellos. (Esperamos) que esta situación se transparente mediante una comisión de verdad, justicia y reparación que sea absolutamente independiente de la Iglesia Católica”, señaló.
Marcela Aranda, en su entrevista dominical, expresa también su esperanza: “de verdad me gustaría que esto ayudara, junto a tantos otros casos, a propiciar una gran corriente de reflexión para que nunca más en la iglesia y en la sociedad vuelva a ocurrir algo tan horroroso”.