Dos días después de su retorno a Roma del viaje a Panamá, donde participó en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el papa Francisco dedicó la audiencia general que presidió en la mañana de este miércoles, 30 de enero, a este multitudinario encuentro en cuya misa de clausura participaron alrededor de 700.000 personas.
“Una cosa que me impresionó mucho es que la gente alzaba con los brazos a los niños. Cuando pasaba el papamóvil todos estaban alzando a los niños, como diciendo: ‘¡Este es mi orgullo, este es mi futuro! Eran muchos. Pensé en cuánta dignidad había en ese gesto y en su elocuencia para el invierno demográfico que estamos viviendo en Europa”, comentó Jorge Mario Bergoglio, destacando cómo los niños son “el orgullo” de una familia y la “seguridad para el futuro.
En su recuerdo de cómo vivió la reciente JMJ, el Pontífice también habló de la ceremonia de inauguración, en la que representantes de los distintos países participantes desfilaron con las banderas de sus naciones. Al Papa aquel desfile multicolor le pareció una “señal profética” que va “contracorriente respecto a la triste tendencia cotidiana a los nacionalismos conflictivos, que levantan muros y se cierran a la universalidad, al encuentro entre los pueblos”. Esta imagen era para Francisco también una señal de que “los jóvenes cristianos” son “levadura de paz” en el mundo.
El obispo de Roma destacó cómo los alrededor de 600.000 participantes en la Vigilia de la JMJ fueron capaces de pasar “del entusiasmo de la escucha a la oración en silencio”. “A ellos les propuse María como la que, en su pequeñez, más que cualquier otro ha influido en la historia del mundo. La hemos llamado la ‘influencer’ de Dios”, dijo Bergoglio, subrayando una vez más cómo los jóvenes no son solo “el futuro”, sino también “el hoy”.