Vaticano

La petición del Papa a los hermanos de San Juan de Dios: “No dejen de formar a los laicos en la misión de la hospitalidad”

  • Francisco recibe al Capítulo y les invita a ahondar en la cercanía la misión compartida y el discernimiento
  • “No hagan de la Orden un coto cerrado; escuchen la voz de tantos enfermos y personas que los necesitan”





“La misión compartida es una verdadera urgencia, y no solo porque se atraviesan momentos de escasez de vocaciones, sino porque nuestros carismas son dones para toda la Iglesia y para el mundo”. Así lo ha expresado hoy, 1 de febrero, el papa Francisco en audiencia con los participantes del 69º Capítulo General de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Al mismo tiempo, les ha animado a “cuidar su propia formación, y a no dejar de formar a los laicos en el carisma, la espiritualidad y la misión de la hospitalidad cristiana, para que también ellos tengan un cálido sentido de pertenencia y en sus obras nunca falte el testimonio de la espiritualidad que alimentó la vida de san Juan de Dios”.

Francisco ha agradecido a los hermanos “por lo que son y lo que hacen en las distintas expresiones de su carisma”. Y se ha dirigido a ellos haciendo hincapié en tres temas: el discernimiento, la cercanía y la ya citada misión compartida.

En palabras de Jorge Mario Bergoglio, el “discernimiento es una actitud fundamental en la vida de la Iglesia y en la vida consagrada. Mirando al pasado, el discernimiento lleva a la purificación de nuestra historia y de nuestro carisma, a separar el grano de la paja, a fijar nuestra atención en lo que es importante. Mirando al presente, el discernimiento impulsa a vivir el momento actual con la pasión que debe caracterizar la vida consagrada, ahuyenta la rutina y la mediocridad, y transforma la pasión por Cristo en compasión que sale al paso de los dolores y necesidades de la humanidad. Mirando al futuro, el discernimiento les permitirá seguir haciendo fecundo el carisma de la hospitalidad y del cuidado, enfrentando los nuevos desafíos que se les presentan”.

“Dialoguen, debatan y proyecten juntos”

Por eso, ha deseado que este Capítulo “quede en el corazón y en la memoria de su Congregación como una experiencia de diálogo y de discernimiento, en la escucha del Espíritu y de los hermanos y colaboradores, sin ceder a la tentación de la autorreferencialidad, que los llevaría a cerrarse en ustedes mismos”. “Por favor –ha continuado–, no hagan de la Orden Hospitalaria un ejército cerrado, un coto cerrado. Dialoguen, debatan y proyecten juntos, desde sus raíces, el presente y el futuro de su vida y misión, escuchando siempre la voz de tantos enfermos y personas que los necesitan, como lo hizo san Juan de Dios: un hombre apasionado por Dios y compadecido del enfermo y del pobre”.

Por otro lado, en relación a la cercanía, que ha ocupado la mayor parte del mensaje, Bergoglio ha recalcado que “pasión y compasión son energías del Espíritu que darán sentido a su misión hospitalaria, que animarán su espiritualidad y darán calidad a su vida fraterna en comunidad. En un consagrado, y en todo bautizado, no puede haber verdadera compasión por los demás si no hay pasión de amor por Jesús”. Porque “la pasión por Cristo nos lanza a la profecía de la compasión. Que resuene en ustedes la causa de lo humano como causa de Dios. Y así, sintiéndose una familia, podrán ponerse en todo momento al servicio del mundo herido y enfermo”.

Asimismo, Francisco ha hecho hincapié en el verbo ‘cuidar’, que “tiene dimensión humana y espiritual”. “Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos su carne en la carne de los que sufren en el cuerpo o en el espíritu. Tocar, para dejarnos tocar. ¡Nos haría tanto bien!”.

“Sereno discernimiento sobre las estructuras”

Por otro lado, el Papa les ha pedido “un sereno discernimiento sobre las estructuras”. Y es que “sus estructuras han de estar al servicio de la vida, espacios en los que particularmente los enfermos y los pobres se sientan acogidos. Y les hará bien preguntarse una y otra vez cómo mantener la memoria de esas estructuras que nacieron como expresión de su carisma, para que permanezcan siempre al servicio de esa ternura y cuidado que debemos a las víctimas del descarte de la sociedad”.

Antes de concluir, un último encargo: “Lleven la compasión y misericordia de Jesús a los enfermos y a los más necesitados. Salgan de ustedes mismos, de sus limitaciones, de sus problemas y dificultades, para unirse a los demás en una caravana de solidaridad”.

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