Entrevistas

El postulador de la causa de Arrupe lo reivindica como “figura central del posconcilio”

  • El cardenal De Donatis preside hoy en Roma la apertura de la causa de beatificación del carismático superior general de los jesuitas
  • Pascual Cebollada reconoce en Vida Nueva que el religioso vasco ayudó a la Compañía de Jesús “a volver a sus fuentes”





Un día histórico para la Compañía de Jesús. Este martes 5 de febrero, a las 16:00 horas, se celebra en el Aula della Conciliazione, en el Palacio Apostólico de Letrán, la sesión de apertura de la causa de beatificación y canonización del P. Pedro Arrupe Gondra (1907-1991), 28º Superior General de la Compañía de Jesús, presidida por el cardenal Angelo De Donatis, vicario general de la Diócesis de Roma.

“Para los jesuitas, tanto los que le han conocido en vida como los que no, la apertura de este proceso es una gran alegría pues el P. Arrupe significa el símbolo de la renovación que toda la Compañía emprendió en paralelo al Vaticano II, con el redescubrimiento de nuevos frutos y la actualización y renovación de nuestros trabajos apostólicos en el campo de la educación, diálogo con los no creyentes, atención a refugiados, trabajo con los laicos…”, según declara a Vida Nueva Pascual Cebollada, postulador de la causa del religioso vasco.

Arrupe tenía una espiritualidad muy profunda, y eso es a veces lo que no se ve, pero tuvo sus consecuencias para la Compañía de Jesús entre 1965 y 1983, los años en los que él fue prepósito general, pues afectó a esa renovación y actualización espiritual de la Compañía de Jesús”, añade Cebollada.

Familiaridad con Dios

Sobre qué especificidades aportará el carismático superior jesuita a la nómina de santos y santas, el postulador apunta “una familiaridad con Dios tremendamente natural y que está presente en sus escritos, tanto en los más íntimos, y que no han sido publicados, como en los que ya se conocen. Y esto, junto con la encarnación de todo ello en un mundo muy agitado, en los años del posconcilio, con lo que significaba de una forma de presencia y a la escucha del Espíritu, para ver qué es lo que había que hacer para aquella renovación a la luz del Vaticano II”.

En este sentido, subraya Cebollada, “Arrupe fue una figura muy central del posconcilio, y a los jesuitas nos ayudó a volver a las fuentes de la Compañía de Jesús y a adaptarnos a unos tiempos que eran muy difíciles”.

Dos equipos de trabajo estudiando la documentación

“Hay un ingente material de estudio”, señala el postulador al referirse a las obras de Arrupe. “No había una bibliografía definitiva de sus obras y ahora se está trabajando en ella, porque hay muchísimas páginas de títulos, muchos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas”.

“Para el estudio de los documentos que no se habían publicado, hay una comisión histórica formada por cinco personas. Y en cuanto a los libros o artículos ya publicados, la comisión de estudiosos la forman cuatro personas, cuando lo normal es que sean dos. Estos dos equipos de trabajo ya están en pleno funcionamiento y aún no se sabe el tiempo que se tardará en clasificar el material, por lo que la causa del P. Arrupe irá despacio”, apunta el jesuita.

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