El secretario de Estado vaticano, el cardenal italiano Pietro Parolin, confirmó ayer, 4 de febrero, que la Santa Sede ha recibido una carta del presidente venezolano, Nicolás Maduro, en la que solicita la ayuda del papa Francisco para poner en marcha un diálogo con la oposición política, liderada por Juan Guaidó.
El máximo responsable de la Asamblea Nacional se proclamó el pasado 23 de enero presidente ‘ad interim’ encargado de llevar las riendas del país caribeño hasta la celebración de elecciones libres y transparentes. Guaidó ha sido ya reconocido por Estados Unidos, 19 Estados miembros de la Unión Europea y por la mayoría de las naciones latinoamericanas.
Desde Emiratos Árabes Unidos, donde acompañó a Jorge Mario Bergoglio en el primer viaje de un obispo de Roma a la península arábiga, Parolin aseguró que la carta de Maduro tenía que ser interpretada como un “relanzamiento del diálogo” para intentar solucionar la grave crisis política y social que vive Venezuela.
Ganar tiempo
La Santa Sede y la Iglesia local ya participaron en el pasado en negociaciones entre el régimen chavista y la oposición, aunque las conversaciones no consiguieron desatascar la situación. Para que el Vaticano volviera a estar dispuesto a ejercer como mediador, sería necesario que Maduro estuviera dispuesto a poner en marcha una verdadera transición política. De lo contrario, en Roma su oferta de diálogo se ve como un mero intento por ganar tiempo.
Desde que recibió a Maduro en el Vaticano en 2016, Francisco ha hecho continuos llamamientos para que se alcance una solución pacífica y dialogada al conflicto venezolano. Su posición, siempre diplomática y sin enfrentarse directamente con el régimen chavista, se complementa con la postura mucho más crítica de la jerarquía eclesiástica local, que apoya abiertamente las marchas de protesta de los simpatizantes de Guaidó.