“Hacemos un llamamiento a todas las autoridades para que escuchen la voz de las personas que demandan la llegada de ayuda”, ha dicho Mario del Valle Moronta, obispo de San Cristóbal. “El Gobierno debe escuchar esta voz, del mismo modo que todos la escuchamos y se le debe dar una respuesta positiva”, ha añadido.
Sán Cristóbal, perteneciente al estado venezolano de Táchira, es un territorio situado en la frontera de Venezuela con Colombia. Sus habitantes se han convertido, por este motivo, en testigos de cómo el ejército del país ha colocado obstáculos en la carretera para evitar a llegada de ayuda internacional.
“Permitir la llegada de ayuda humanitaria no significa nada más que permitir que uno dé un paso hacia la tranquilidad y la serenidad”, explica Moronta, que estos días se encuentra en Ecuador para un curso de ejercicios espirituales, mientras sigue “con preocupación toda la situación que se está experimentando en la región”, y en particular “lo que está sucediendo en la frontera”.
El obispo de San Cristóbal, confiando en la pronta llegada de la ayuda humanitaria, apela a todos los venezolanos, “a cada persona de cada condición, a colaborar de la manera que sea posible para todos, a fortalecer este mecanismo de ayuda que estamos construyendo”.
“En un mundo tan fragmentado y tan conflictivo, donde el principio de multilateralismo parece ser cada vez menos, la Santa Sede debe seguir contribuyendo para proteger la dignidad de las personas y construir sociedades y naciones pacíficas”, ha declarado el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, durante su intervención en la conferencia ‘La Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano en el nuevo contexto internacional’, que se ha celebrado con motivo del día de estudio sobre los Pactos de Letrán.
Por este motivo, el cardenal se ha centrado en las raíces de los Pactos y reitera la tarea que la Santa Sede está llevando a cabo hoy en el contexto internacional. “La Santa Sede tiene el papel de mensajero”, pero no por ello se limita a quedarse a un lado, sino que “ayuda a construir un diálogo entre las partes” y se preocupa por garantizar “los derechos humanos”.
Después de que la Iglesia pusiera a disposición de la Fiscalía de Múnich las actas correspondientes, se ha iniciado la investigación a 100 sacerdotes católicos por presuntos abusos sexuales cometidos en las últimas décadas.
Mientras, el fiscal Hans Kornprobst ha señalado que su labor en este momento es descubrir “en qué medida estas personas cometieron delitos por los que puedan ser juzgados” en la actualidad.
Y es que algunos de los sacerdotes investigados han fallecido y, en otros casos, los delitos de los que se les acusa han prescrito. “Los documentos de la diósesis se remontan a muchos años atrás, hasta 1946. Todo indica que sólo en unos pocos casos se podrá abrir un proceso penal“, ha afirmado el fiscal.
Por otra parte, Reinhard Marx, cardenal de Múnich, se ha mostrado de acuerdo con sacar a la luz los casos de abusos sexuales perpetrados por el clero de la Iglesia católica.