El 12 de febrero, en el calendario de las jornadas conmemorativas mundiales, es el Día Internacional Contra la Utilización de Menores Soldado. Una realidad que sigue presente a pesar de los esfuerzos en implantar los derechos de la Infancia ya que más de 240 millones de menores viven en zonas afectadas por alguno de los 30 conflictos armados activos actualmente. Referencia que se traduce en la estimación de que hay 300.000 niños soldado.
Por otro lado, la agencia ‘Child Soldiers International’ denuncia que 46 ejércitos siguen reclutando menores para sus filas. Esto implica infancias desgarradas de su vida familiar y formativa para ser entrenados, “bajo coacción, amenazas y abusos, para aprender a luchar y matar, y se ven envueltos en actividades de espionaje, apoyo a grupos armados como informantes o mensajeros o participando en actividades ilícitas como la producción de drogas”, según denuncia la oenegé jesuita Entreculturas. A esto se suman casos de explotación sexual o la muerte en combate o en prisiones militares.
Esta situación dramática no conoce diferencia de género. Por eso Entreculturas ha difundido para esta jornada la historia de Sophie (nombre ficticio, en la foto) que tenía 13 años cuando la guerra comenzó en su pueblo de la República Centroafricana. “Vi como mataron a mi padre y a mi madre delante de mí”, confiesa.
Tras 3 meses en el frente ha recibido formación gracias a la asociación y Sophie “ahora es modista, un oficio que le permite ser independiente”, concluyen. Es una de los 14.000 menores reclutados en el país los últimos 6 años. Las niñas, además, son “utilizadas como esclavas sexuales o encargadas de preparar la comida, hacer las tareas de la casa o ser enfermeras”.
Sophie, cuyos padres fueron asesinados delante de la niña, era combatiente. Tras formar parte de un programa específico decidió “dejar las armas y aprender un oficio. Desde que estoy en la formación he perdonado para seguir el buen camino”. De hecho, ella conoció la labor de Entreculturas y del Servicio Jesuita para los Refugiados siendo aún soldado.
Pero la lucha no es solo sobre el terreno, por eso la oenegé pide al Gobierno que utilice “su vicepresidencia en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas” para erradicar la situación. Por ello, exigen “proteger a escolares y escuelas del uso militar” de los lugares que viven en situación de conflictos.
También solicitan lo necesario “para recabar datos fiables sobre reclutamiento de menores, a través de mecanismos existentes de supervisión” y “brindar oportunidades de reinserción” a quienes han vivido esta experiencia.