Ya surca el Mediterráneo el barco de vigilancia y rescate ‘Alan Kurdi’. Una embarcación de la ONG alemana SEA-EYE que ha elegido el puerto de Mallorca y su obispo, Sebastià Taltavull, para ser bautizado con el nombre del pequeño que removió las conciencias de todo el mundo al ser fotografiado muerto en una playa turca el 2 de septiembre de 2015.
La entidad se dedica, como otras agrupaciones, al rescate de refugiados que huyen a través del Mediterráneo de las situaciones de hambre, injusticia y violencia sistematizada. Una realidad creciente en los últimos años, con población procedente de África o Siria.
El barco está amarrado en Mallorca tras ser rechazado por los puertos de Malta e Italia. Para el capitán Klaus Stadler, iniciativas como este barco busca reforzar “la idea de su misión de salvar vidas y evitar que tantos miles de personas se ahoguen en el mar y, con la renovada memoria de aquel niño que murió junto a su madre Rehana y su otro hermano Ghalib”.
El obispo bendijo al barco y la tripulación en un sencillo acto al que acudió, desde Siria, el padre de Alan y una tía suya, hermana de su madre fallecida. En la oración que compuso Taltavull para la ocasión pidió que Dios “guie vuestras rutas por el mar, para que hagáis el viaje el paz y ayudéis con vuestra actitud humanitaria y toda nuestra solidaridad y acogida, a vivir la dignidad de los hijos de Dios y gozar de todos los derechos a cuantos serán acogidos y trasladados”.
También ha pedido “una nueva era de paz y bienestar en los países de donde la gente huye de la miseria, la injusticia y la violencia”. “Haz que este barco de ayuda humanitaria y todos los que en él se embarquen, naveguen con la tranquilidad deseada, sean acogidos y ayudados en su precariedad, e integrados en la sociedad”, añadió.