Venezuela encabeza “con creces” la lista de solicitudes de asilo en España, con un 40% de las solicitudes que están a espera de resolución. Así lo ha puesto de manifiesto hoy, 12 de febrero, la Universidad Pontificia Comillas con la presentación del libro ‘El éxodo venezolano: entre la emigración y el exilio’, publicado por el Observatorio Iberoamericano sobre Movilidad Humana, Migraciones y Desarrollo (OBIMID), perteneciente al Instituto de Estudios sobre Migraciones (IUEM) de la universidad pontificia.
“En Latinoamérica es posible que les resulte más fácil encontrar trabajo, pero en España no existen los niveles de xenofobia contra los venezolanos que se ve en muchos países de América Latina, y que es precisamente donde llegan las personas más vulnerables ya que no pueden pagarse un billete de avión”, señala a Vida Nueva Katrien Dekocker, doctora en Migraciones Contemporáneas y Cooperación al Desarrollo y autora del capítulo del libro dedicado a la inmigración Venezolana en España.
La especialidad de la autora es el estudio de la inmigración venezolana en España durante los últimos 20 años. “Siempre diferencio dos etapas”, dice, una primera que comprende entre 1998 y 2015, y que fue bastante invisible en el sentido de que no causó ningún tipo de problemas a la hora de la integración en el país”. Los venezolanos que llegaban a España “eran personas de clase media-alta que venían con ahorros, estudios y experiencia laboral buscando, ante la nueva problemática social y política en Venezuela, no perder lo que ya habían conseguido”. Este primer grupo se caracteriza también porque muchos tenían la nacionalidad española, heredada de sus familiares, padres o abuelos.
La segunda, “a partir de 2016 España entra, igual que otros países latinoamericanos, en el flujo de este exilio, una migración motivada por la crisis humanitaria que vive Venezuela, la falta de alimentos y medicamentos y las persecuciones cada vez más fuertes”, explica. Es una migración “muy poco clarificada en la que la gente sale buscando sobrevivir y ver si puede ayudar a sus familiares que se han quedado dentro”. De hecho, el 35% de los empadronados han entrado después de 2016.
“Viene mucha más gente joven, sola, sin haber acabado sus estudios y con muchos años de chavismo a sus espaldas”, subraya Dekocker, y esto hace que “las cosas se estén complicando mucho, sobre todo para ellos”. De hecho, “los jóvenes de hoy vienen de un país en deterioro académico a todos los niveles, lo que tiene como resultado una situación mucho más compleja de cara al futuro”.
“Hace unos años los venezolanos no eran personas que tocaban a la puerta de las ONG para pedir ayuda, pero la situación actual muestra un país completamente en la bancarrota”, añade.
Ante esta situación, “todo el mundo está haciendo su mejor esfuerzo, desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) hasta Cáritas y Cruz Roja, el colectivo venezolano está siendo muy atendido porque son situaciones dramáticas”. Y es que los inmigrantes venezolanos que llegan a España “son jóvenes, familias con niños pequeños y jubilados que se han quedado sin su pensión”.