Francisco ha escrito a Nicolás Maduro. El Papa responde a su carta pidiendo una mediación en Venezuela por la misma vía en la que la solicitó el líder chavista. La misiva está dirigida al “Señor” Maduro, evitando así el Vaticano dirigirse a él como “presidente”.
En la misma, el Papa le recuerda que ha habido otros intentos “para tratar de encontrar una salida a la crisis venezolana”. “Desafortunadamente –añade–, todos fueron interrumpidos porque lo que se había acordado en las reuniones no fue seguido por gestos concretos para implementar los acuerdos. Y las palabras parecían deslegitimar las buenas intenciones que se habían escrito”, recoge la carta a la que ha accedido en exclusiva Corriere della Sera.
En las tres páginas, que concluyen con la firma de Francisco y está fechada el pasado 7 de febrero, Jorge Mario Bergoglio afirma haber estado siempre a favor de una mediación. Sin embargo, le transmitió que no respalda cualquier tipo de diálogo, porque “no se trata de un diálogo, sino de lo que ocurre cuando las diferentes partes en conflicto ponen el bien común por encima de cualquier otro interés y trabajan por la unidad y la paz”.
Francisco también ensalza la labor de los obispos venezolanos en su carta. Pues, han hecho un esfuerzo por resurgir de la crisis “de manera pacífica e institucional”, a través de la negociación entre el gobierno de Maduro y la Mesa de Unidad Democrática.
Al mismo tiempo, le recuerda la carta enviada por Parolin el 1 de diciembre de 2016, en la que “la Santa Sede indicó claramente cuáles eran las condiciones para que el diálogo fuera posible”. Para el Papa, esas condiciones y “otras que se han agregado como resultado de la evolución de la situación” son más necesarias que nunca. Y le recuerda la necesidad de “evitar cualquier forma de derramamiento de sangre”, como ya respondió a preguntas de los periodistas en el avión de vuelta a Roma desde Emiratos Árabes Unidos.
En la carta, Francisco concluye confesándole a Maduro que le “perturba profundamente la situación” y que está preocupado por “el sufrimiento del noble pueblo venezolano, que parece no tener fin”.