“Sentimos vergüenza y dolor. Se me queda el dolor encogido y muchas veces no sé qué decir. Sería poco evangélico mirar para otro lado.Para la Iglesia hoy las víctimas son prioritarias, aunque a veces nos hemos ofuscado y esto nos ha frenado”. De esta manera el obispo auxiliar de Madrid, José Cobo, entonaba el ‘mea culpa’ por la lacra de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia. Se trata de la primera vez que un prelado español participa en un encuentro público con una víctima, Juan Cuatrecasas, presidente de la asociación Infancia Robada.
En este foro, organizado por Religión Digital, moderado por Jesús Bastante, participaron además el secretario general de Confer, Jesús Miguel Zamora, y Raquel Mallavibarrena, en nombre de Redes Cristianas.
“No soy portavoz de nadie, solo soy miembro del Colegio Episcopal”, subrayó Cobo, que aseguró cómo el abuso “oculta el rostro de Dios y ensombrece su presencia” y resta la credibilidad: “Es doloroso ir por el Metro y por la calle y que te llamen pederasta”, expuso el obispo sobre “esta Iglesia santa y pecadora”.
“Queremos generar vías de alivio, ahí está nuestra credibilidad”, planteó el prelado: “El delito es delito, el encubrimiento es encubrimiento, nos duele hasta la fe porque queda tocada la imagen de Dios y por eso queremos salir de ahí”. Desde este punto de vista señaló la escucha a las víctimas como paso principal para tomar medidas.
“Empezamos a dar pasos en reconstruir lo dañado. Queremos condenar toda cultura del abusos y a todo aquel que la ha ejercido. No queremos pedir un perdón teórico, sino valorando el primer interés de la víctima. El Papa nos está espabilando en este sentido”, añadió, a la vez que repaso las medidas que se están tomando “para crear una cultura de la prevención y la seguridad”. “Ojalá la Iglesia pudiera abanderar la protección del menor”, apostilló.
“Hasta ahora no hemos recibido más respuesta que el perdón y nosotros queremos que venga acompañado de reparación a las víctimas”, reivindicó Juan Cuatrecasas, que hace unos meses vio como la Audiencia Provincial de Vizcaya Condenaba a once años de prisión al profesor de su hijo en el colegio Gaztelueta de Bilbao por abusos.
“Esto no se debe consentir. El enemigo está dentro y no fuera. Si tú quieres a una institución, hay que apartarlo”, expuso e instó a los obispos a “hacer los deberes que no han hecho, encubriendo y tapando a los delincuentes”.
“No creo que la solución a la pederastia sea el celibato, porque conozco a sacerdotes que lo viven con integridad”, reflexionó sobre las causas de la pederastia clerical: “Creo que el problema son los 40 años de nacionalcatolicismo, donde la Iglesia ha tenido una posición descompasada con lo que tenían que ser. Los que creemos en el Evangelio, creemos que la Iglesia es cruz de madera y no crucifijo de cristal. Sí creo en mi Iglesia, la de los curas y monjas que se entregan”.
Como cristiano, Cuatrecasas señaló que “en la Iglesia necesitamos pastores –que los hay, como Osoro, Omella y Blázquez– y no príncipes de la Iglesia, que todavía quedan. De hecho, las personas con las que comparto mesa van en esta línea de Iglesia en la que yo creo. Estoy abierto a cualquier tipo de colaboración por parte de la Iglesia y veo valentía en las palabras de José Cobo”.
“No hablamos de dinero, porque lo que se intenta indemnizar es indemnizable, porque a mis hijos y a los demás nos han robado la etapa más bonita de la vida: la infancia y la adolescencia”, comentó el presidente de la primera asociación de víctimas de abusos de la Iglesia en España.
“Esto no tenía que haberse dado”, lamentó Jesús Miguel Zamora. “No hemos hecho bien las cosas y, encima a veces no tenemos la sensación de saber por qué, no hemos sabido cómo afrontar situaciones que superaban y lo que hemos hecho ha sido ocultar, ignorar o pensar que no iba con nosotros”.
“No queremos quedarnos en el perdón sino de decir: ¿ahora qué podemos hacer? ¿cómo tenemos que seguir trabajando?”, recordó el secretario general de CONFER, que expuso que “queremos actuar ya y la vida religiosa se está poniendo las pilas en prevención, aquello que la vida religiosa ha hecho mal, queremos ponerlo remedio”.
Zamora reconoció que “hemos pecado a lo mejor de prepotentes y de creernos que lo teníamos todo controlado desde el poder, incluida la confianza de las víctimas”. Por todo esto, dio las gracias a Cuatrecasas “por tener el valor de contarnos su experiencia y ponernos en su piel. Estas situaciones no se pueden volver a repetir.
Desde su experiencia personal, Jesús Miguel Zamora explicó cómo “nosotros desde La Salle nos presentamos como acusación particular ante los abusos de un hermano nuestro que hoy está en la cárcel. Tenemos que llegar hasta el final”.
“Necesitamos una voz conjunta de Iglesia, no solo por defendernos porque no se trata de eso, sino de aunar esfuerzos para encontrar soluciones entre todos a esta problemática que nos duele, caminar juntos”, propuso el hermano de La Salle.
Por su parte, la portavoz de Redes Cristianas apuntó que “los cristianos estamos indignados y no nos vale con que en otros grupos hay pederastas o que se estigmatiza a los homosexuales”. “Me alegro de los intentos que se dan, pero no percibimos que hay una prioridad clara y se vea que hay máxima urgencia para que la Justicia intervenga”, añadió.