“La erradicación de la pobreza, la lucha contra el hambre y la promoción de la soberanía alimentaria no será posible sin lograr el desarrollo rural, un desarrollo del que viene hablándose desde hace tiempo pero que no termina de concretarse”. Con estas palabras se ha dirigido el papa Francisco hoy, 14 de febrero, al Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), en la sede de la FAO –Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura–. Y es que el presidente de la organización ha invitado a Jorge Mario Bergoglio a abrir su 42ª sesión.
Ante jefes de Estado y una buena parte de los ministros italianos, el Papa ha puesto sobre la mesa una paradoja: “Buena parte de los más de 820 millones de personas que sufren hambre y malnutrición en el mundo viva en zonas rurales, se dedica a la producción de alimentos y es campesina”. Por eso, ha animado al FIDA a “crear posibilidades inéditas, despejar vacilaciones y poner a cada pueblo en condiciones de afrontar las necesidades que lo afligen”. Y es que “la comunidad internacional, que elaboró la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, necesita dar pasos ulteriores para la consecución real de los 17 objetivos que la conforman”.
Francisco se ha presentado ante ellos para “traer los anhelos y necesidades de la multitud de hermanos nuestros que sufren en el mundo”. “Me gustaría que pudiéramos mirar sus rostros sin sonrojarnos –ha añadido–, porque finalmente su clamor ha sido escuchado y sus preocupaciones atendidas. Ellos viven situaciones precarias: el aire está viciado, los recursos naturales esquilmados, los ríos contaminados, los suelos acidificados; no tienen agua suficiente para ellos mismos ni para sus cultivos; sus infraestructuras sanitarias son muy deficientes, sus viviendas escasas y defectuosas”.
Todas estas realidades mencionadas “se prolongan en el tiempo cuando, por otra parte, nuestra sociedad ha alcanzado grandes logros en otros ámbitos del saber. Esto quiere decir que estamos ante una sociedad que es capaz de avanzar en sus propósitos de bien; y también vencerá la batalla contra el hambre y la miseria, si se lo plantea seriamente”. Pero, “para esto, es necesario la ayuda de la comunidad internacional, de la sociedad civil y de cuantos poseen recursos. Las responsabilidades no se evaden, pasándolas de unos a otros, sino que se van asumiendo para ofrecer soluciones concretas y reales”. Y en este punto, ha recordado que “la Santa Sede siempre ha alentado los esfuerzos desplegados por las agencias internacionales para afrontar la pobreza”.
Bergoglio ha indicado que “el desarrollo local tiene valor en sí mismo y no en función de otros objetivos. Se trata de lograr que cada persona y cada comunidad pueda desplegar sus propias capacidades de un modo pleno, viviendo así una vida humana digna de tal nombre”. En este sentido, exhortó a “a cuantos tienen responsabilidad en las naciones y en los organismos intergubernamentales, así como a quienes pueden contribuir desde el sector público y privado, a desarrollar los cauces necesarios para que puedan implementarse las medidas adecuadas en las regiones rurales de la tierra, para que puedan ser artífices responsables de su producción y progreso”.
Por otro lado, el Papa instó a tomar conciencia y caminar de la mano, porque “los problemas que signan negativamente el destino de muchos hermanos nuestros en la hora presente no podrán resolverse de forma aislada, ocasional o efímera. Hoy más que nunca hemos de sumar esfuerzos, lograr consensos, estrechar vínculos. Los retos actuales son tan intrincados y complejos que no podemos seguir afrontándolos de forma ocasional, con resoluciones de emergencia”. “Habría que otorgar protagonismo directo a los propios afectados por la indigencia, sin considerarlos meros receptores de una ayuda que puede acabar generando dependencias”, ha continuado.
En este sentido, el Papa ha valorado positivamente las acciones del FIDA, que “ha conseguido mejores resultados a través de una mayor descentralización, impulsando la cooperación sur-sur, diversificando las fuentes de financiación y los modos de actuación, promoviendo una acción basada en las evidencias y que, a la vez, genera conocimiento. Los animo a continuar por este camino, que debe redundar siempre en la mejora de las condiciones de vida de las personas más menesterosas”.
Francisco también ha querido lanzarles unas palabras en relación al lema de su cita –’Innovaciones e iniciativas empresariales en el mundo rural’–. “Es necesario apostar por la innovación, la capacidad de emprendimiento, el protagonismo de los actores locales y la eficiencia de los procesos productivos para lograr la transformación rural con vistas a erradicar la desnutrición y a desarrollar de forma sostenible el medio campesino”. En ese contexto, “es necesario fomentar una ‘ciencia con conciencia’ y poner la tecnología realmente al servicio de los pobres”. Por otra parte, “las nuevas tecnologías no deben contraponerse a las culturas locales y a los conocimientos tradicionales, sino complementarlos y actuar en sinergia con los mismos”, ha subrayado.