“Todos tenemos el derecho humano a la libertad religiosa, que no se reduce a la libertad de cultos”. Con estas palabras inició su participación el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López, al participar este viernes en el Foro Interamericano de Colaboración y Diálogo Interreligioso sobre Libertad Religiosa, realizado en el Senado de la República.
Ante legisladores, servidores públicos, líderes de Iglesias y grupos religiosos, y académicos nacionales y extranjeros, el Presidente de los obispos mexicanos explicó que la libertad religiosa contempla también la libertad de conciencia en materia religiosa; la libertad de difusión de credos; el derecho a la educación religiosa de los hijos; el derecho a la asociación religiosa y el derecho a la objeción de conciencia, entre otros.
Al profundizar en este último punto, el también Arzobispo de Monterrey se refirió a la conciencia como el núcleo más secreto y sagrado del hombre, el lugar donde se plantean las preguntas que dan sentido a la vida individual y comunitaria relacionadas con el origen, el significado último de lo que se realiza, la visión del mundo, y el legado y fin.
Parámetro de los demás derechos
Tras hacer una reflexión antropológica de este derecho fundamental, Cabrera López llamó a encontrar respuestas que respeten estos principios desde un entorno libre de coacción o de violencia de todo tipo. “Estados y gobiernos; sociedades y mercados; instituciones formales e informales; actores individuales y comunitarios deben fomentar que las diferentes creencias que fundan el pensar, decir y actuar de las personas, sean aceptadas y propuestas solamente por la fuerza de la misma verdad, por la evidencia que se propone a cada persona”.
Todos tenemos el derecho a la búsqueda de la verdad que moldea nuestra identidad individual y colectiva, así como nuestras interacciones con los demás, sin más límite que los ya mencionados. Es aquí donde se juega lo que es “más profundamente humano”. De esta manera, la libertad religiosa puede verse como un “parámetro de los demás derechos fundamentales”, dijo.
Actualización de la ley
El líder del episcopado mexicano recordó que la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión protege con el mismo alcance e intensidad al creyente y al no creyente; al ateo y al agnóstico; al practicante y al no practicante, por lo que hizo un llamado a los legisladores a actualizar la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público de México, no solamente a la luz de la nueva redacción del artículo 24 constitucional, sino también en base al principio pro persona incluido en el artículo 1º de la misma constitución.
Y es que –dijo– actualmente en México la cultura y las prácticas laicistas excluyen muchas creencias por calificarlas de “dogmas”, cuando la naturaleza propia de las democracias es la inclusión de todas y todos, por lo que exhortó a reconocer el aporte que las distintas iglesias y grupos religiosos hacen al bien común, desde la pluralidad propia del entorno actual.
En tal sentido –concluyó- este encuentro es relevante para compartir experiencias, problemáticas y posibles soluciones entre los principales actores en la promoción de la libertad religiosa, como somos: las iglesias, las asociaciones religiosas y las autoridades públicas, para que todo redunde en beneficio de los hombres y las mujeres de nuestros pueblos que son los portadores primeros de este derecho humano fundamental.
Rogelio Cabrera terminó su intervención pidiendo a Dios su bendición a los trabajos del Foro Interamericano de Colaboración y Diálogo Interreligioso sobre Libertad Religiosa.