Los miembros del comité organizador de la histórica conferencia sobre protección de menores en la Iglesia, convocada en el Vaticano del próximo jueves al domingo (21-24 febrero), se reunirán el miércoles en Roma con un grupo de 12 supervivientes de eclesiásticos pederastas. Uno de ellas es el español Miguel Ángel Hurtado, víctima de abusos en Montserrat y fundador de la asociación Infancia Robada, que fue entrevistado por esta revista la pasada semana.
El jesuita italiano Federico Lombardi, moderador de la cumbre, informó este lunes, 18 de febrero, que los organizadores querían verse con los representantes de diversas agrupaciones de víctimas para “conocer sus opiniones, esperanzas y deseos a la vista de este momento importante”. En esa cita previa no esta previsto que participe Jorge Mario Bergoglio. El antiguo portavoz de Benedicto XVI y de Francisco se mostró además dispuesto a recibir estos días todos los mensajes o comentarios de personas que han sufrido vejaciones por parte de sacerdotes y eclesiásticos.
En la rueda de prensa de presentación de la conferencia sobre protección de menores, Lombardi aclaró que serán finalmente 190 los participantes. Habrá 114 presidentes o representantes de conferencias episcopales, 14 jefes de Iglesias orientales católicas, 5 ordinarios que no pertenecen a ningún episcopado, 12 superiores generales, 10 superioras generales, 14 miembros de la Curia romana, 5 miembros del Consejo de cardenales y 5 organizadores. También formarán parte del encuentro varias víctimas, aunque no se informó de su número ni de su identidad.
Excepto en las reuniones de los 11 grupos lingüísticos, el papa Francisco está previsto que esté presente en todas las sesiones, que se celebrarán en el Aula Nueva del Sínodo y en la Sala Regia del Palacio Apostólico. En la conferencia habrá espacio para 9 conferencias, tres de las cuales correrán a cargo de mujeres. Una de ellas es la veterana corresponsal mexicana Valentina Alazraki.
El cardenal estadounidense Blase J. Cupich, arzobispo de Chicago y miembro del comité de organización, destacó que con esta cita el Pontífice desea “indicar claramente a los obispos de todo el mundo que cada uno debe asumir sus responsabilidad frente a este problema”. Cupich manifestó su deseo de que quede claro a la comunidad cristiana que la cumbre supone “un punto de inflexión” para la Iglesia. Reconoció que “no se puede decir” que en el futuro no vayan a darse más casos de abusos, pero “hay que hacer que las personas rindan cuentas por lo que hacen y que los niños estén seguros”. Esas son para el purpurado estadounidense las grandes “prioridades” de esta cita.
A su lado estaba Charles J. Scicluna, arzobispo de Malta, y al que el Papa recuperó el pasado noviembre para la Curia romana al nombrarle secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Considerado el ‘cazapederastas’ de la Santa Sede, se mostró convencido de que esta cumbre será “la vez buena” para acabar con el encubrimiento a los eclesiásticos abusadores. “Y si no lo fuera, debemos seguir intentándolo. No hay que ceder en la protección a los inocentes, no dejaré nunca de proteger a nuestros hijos y a nuestros jóvenes. Hay seguir intentándolo. No hay que ceder”, insistió.
Scicluna manifestó su deseo de que los obispos que participan en el encuentro compartan luego la experiencia en sus países de origen y se conviertan así en multiplicadores de lo aprendido en Roma. Destacó que el trabajo sigue después de la conferencia, por lo que el Papa ha pedido a los organizadores que permanezcan unos días en el Vaticano para sugerir cuáles deberían ser los pasos sucesivos.
El jesuita alemán Hans Zollner, miembro del comité de preparación de la cumbre y presidente del Centro para la Protección de Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, destacó por su parte que el 89% de los participantes han contestado al cuestionario previo a esta cita e informó de la apertura de una página web (www.pbc2019.org) dedicada al encuentro que clausura el domingo el Papa.