La Iglesia de Astorga ha creado una delegación para proteger y acompañar a menores que han sido víctimas de abusos sexuales por parte del clero. El nuevo órgano, que será coordinado por la psicóloga María José Díez Alonso, se presentará en la diócesis mañana, 20 de febrero, un día antes de que comience la cumbre antiabusos en el Vaticano.
La ‘Delegación de Protección de los Menores y Acompañamiento a las Víctimas de Abuso’, cuya creación ha sido adelantada por el diario El País, es iniciativa de la diócesis de la que es obispo Juan Antonio Menéndez, que preside, además, la Comisión creada por la Conferencia Episcopal Española (CEE) para actualizar sus protocolos contra abusos.
La CEE se encuentra en proceso de actualizar sus protocolos ante los casos de abusos creando un nuevo documento que actualizará el del año 2010, vigente en estos momentos, y en el que, por ejemplo, se establece que la autoridad eclesiástica debe “invitar o aconsejar” a los denunciantes a presentar “ellos mismos” la denuncia ante la Policía, el Ministerio Fiscal o el Juzgado de Instrucción.
Obligación de denunciar y “puerta nunca cerrada”
Si bien el protocolo antiabusos de la Iglesia de Astorga no es público, otros que sí lo son, como el de la diócesis de Burgos o el de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, están basados en el primero y hablan tanto de la “obligación de notificar los indicios detectados” ante la Fiscalía sin que haya necesidad “de tener la certeza de que el menor está siendo abusado”.
También contempla otras acciones de prevención, como la “política de puerta nunca cerrada”, con la que se aconseja a los sacerdotes que eviten “quedarse a solas mucho tiempo con un menor, por ejemplo, en la sacristía de la iglesia o en una sala o dependencia parroquial” y que se deje “la puerta abierta cuando se habla con un menor” estando a solas.