Vinicio Albanesi, presidente de la Comunidad de Capodarco, ha declarado durante el programa ‘Diario del papa Francisco’, emitido por la cadena italiana TV2000, que él mismo fue víctima de abusos sexuales por parte de otros sacerdotes cuando estaba en el seminario.
“Deberían ser enviados al diablo”, exclamó Albanesi, ya que “no eran dignos, y todo esto permaneció en mí durante 50 años, pero no me sentía culpable y esto me ayudó a mirar el sacerdocio con un espíritu abierto”.
El religioso señaló, además, que pudo salvarse gracias a un pensamiento: “los malos eran ellos, no yo”. “Nunca me sentí una víctima porque los malévolos, crueles y criminales eran ellos, los adultos y presuntos educadores”, añadió, concluyendo que “Cristo defendió a los niños, a los samaritanos, a los ciegos, a los cojos… y, en cambio, existen desafortunadamente aquellos que en su palabra causan lesiones e incluso la muerte”.
Mientras la Santa Sede celebra el segundo día de Encuentro sobre ‘la protección de los menores en la Iglesia’, el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y Freising y presidente de la Conferencia Episcopal alemana, se ha reunido en privado con 16 víctimas de abusos por parte del clero.
Los asistentes al encuentro forman parte del grupo ECA (por sus siglas en ingés, Acabando con los Abusos en el Clero), y han hecho partícipe al purpurado de sus testimonios. Antes del inicio de la sesión de la tarde, Marx ha informado al papa Francisco del contenido de la reunión, que se ha llevado a cabo por iniciativa del propio cardenal.
“El poder adquisitivo de los haitianos está en su nivel más bajo. La vida es cara, y en los últimos meses, nuestra moneda local se ha devaluado frente al dólar”, ha señalado en una entrevista Jean-Hervé François, director de Cáritas Haití. Como resultado, “las personas ya no pueden valerse por sí mismas” y, más que vivir, “sobreviven”.
“La gota que colmó el vaso ha sido la publicación de un informe del Tribunal Superior de Cuentas de Haití sobre proyectos financiados por préstamos en virtud de la alianza entre Venezuela y Haití”, ha apuntado, añadiendo que “el Tribunal sospecha de fraudes y el dinero no se ha utilizado para el desarrollo del país como estaba previsto”.
Esto, unido a la “gran desigualdad” que viven los ciudadanos, hace que los haitianos se pregunten en qué se está gastando el dinero destinado a su bienestar. Por este motivo, “el pueblo haitiano está al borde de la revuelta, ya que los gobiernos sucesivos no han satisfecho las necesidades básicas de la población, que languidece en la miseria”.