Mientras la situación política en Venezuela tiende a agravarse, la jornada del 23 de febrero convocada por el presidente interino, Juan Guiadó, para ingresar ayuda humanitaria por las fronteras terrestres y marítimas ha dejado un saldo de al menos 6 fallecidos, más de 300 heridos y la deserción de más 60 militares y policías venezolanos. Además, tres contenedores repletos de medicamentos y suplementos nutricionales para niños fueron incinerados en el puente de Tienditas, en Ureña, por efectivos militares venezolanos.
Frente a esta espiral de violencia que puede aumentar ante la represión y negativa de cuerpos militares y policiales, acompañados de colectivos armados afectos al régimen de Nicolás Maduro, Mario Moronta, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) y obispo de la diócesis de San Cristóbal –fronteriza con Colombia– ha manifestado su rechazo ante la represión y el amedrentamiento.
“Quiero pedirles a los militares, guardias y policías que en el nombre de Dios no alcen la voz ni ataquen con armamento a aquellos que están tratando de hacer el bien para toda Venezuela”, ha dicho el prelado.
Les ha recordado a los efectivos castrenses que también forman parte del pueblo: “no se olviden que ustedes también son pueblo y si esto significa mucho para ustedes, piensen en sus familias, amigos y vecinos que están sufriendo”.
Asimismo ha pedido a los militares y policías cumplir con la Constitución y las leyes: “el juramento que han prestado es a la Constitución, pero de manera particular su juramento va para defender proteger y dignificar al pueblo. Es lamentable la cantidad de heridos y fallecidos a causa de la represión y la violencia, porque la sangre de los hermanos clama justicia ante Dios”.
El obispo también ha dicho que en días pasados la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) y él mismo de su puño y letra había dirigido una carta al señor Maduro en el que le pedían e imploraban no hubiera un derramamiento de sangre ni que pedir ayuda humanitaria era traición a la patria: “creo que nuestro mensaje no solamente no fue escuchado, sino que ha sido dejado a lado”.
En un especial llamado a la población del Táchira, a la que pertenece su jurisdicción eclesial, pidió que “nos hagamos con los que en estos momentos están allí en la frontera tratando de hacer pasar la ayuda humanitaria, pero que lo hagamos no solamente acompañados de la oración, sino sobre todo con un espíritu de convivencia pacífica”.
En un claro repudio a la quema de tres camiones con ayuda humanitaria en el puente Tienditas de Ureña ha expresado: “es lamentable que quienes deberían estar cuidando todo lo que es el bienestar del pueblo, hayan incendiado las cargas que son símbolo de la ayuda humanitaria”.
A juicio del obispo esta ayuda venida de otros países hermanos y del esfuerzo de muchos venezolanos de bien, esta quema de medicamentos e insumos nutricionales “no es solamente un pecado es un acto de inmoralidad, un acto de inhumanidad del cual tendrán que responder delante de Dios”.
“Podemos tener opiniones diversas, pero nos une no solamente el hecho de ser hijos de Dios sino tener la nacionalidad que engendró Bolívar y otros padres de la patria”, ha recordado.
Por otra parte, los colectivos armados en defensa de la llamada revolución, están al acecho de los manifestantes, por ello Moronta hace una petición directa a las autoridades y, de manera especial, “a aquellos que tienen bajo su responsabilidad la dirección de los colectivos, [para] que les pidan que recuerden que ellos también son pueblo, no son los colectivos los que pueden estar disparando ni pueden estar haciendo horrores en el país”.
También ha recordado el imperativo de construir la paz: “a todos les pido que nos unamos en oración, pero también en solidaridad y en fraternidad invocamos las palabras del señor felices los que construyen el reino de la paz porque de ellos es el Reino de los cielos
Al sur del país, en la frontera con Brasil, también se registraron hechos violentos con la tribu pemón, en la que resultaron muertos dos de sus integrantes, mientras se defendían de los ataques de los militares.
Frente a estos sucesos, el vicepresidente de la CEV ha declarado: “Nos hacemos solidarios desde esta frontera golpeada, como siempre ha sido en los últimos años, con los hermanos con la frontera con el Brasil, en especial con los hermanos pemones”.
“No solamente han sido vejados, despreciados, sino que han sido también manipulados e incluso dentro de ellos hay algunos heridos y algunos fallecidos. Los encomendamos a Dios y pedimos que toque el corazón y la conciencia de todos los hombres y mujeres que en vez de estar sirviendo servilmente a una ideología o una parcialidad política se pongan al lado del pueblo”, ha señalado.