Frente la grave situación de inseguridad que se vive en los distritos de la provincia de Tambopata en el departamento Madre Dios, al sur de Perú, el gobierno declaró estado de emergencia por 60 días. Ante esto, el vicariato apostólico de Puerto Maldonado, en voz de su obispo David Martínez (en la foto), ha pedido a las autoridades “garantizar el orden y la seguridad ciudadana” de manera sostenida para luchar especialmente contra la delincuencia que atenta contra la vida de las poblaciones no sólo en zonas mineras, sino en todo Puerto Maldonado.
“Nos sentimos desprotegidos y vulnerables. No podemos aguantar más el crecimiento de los asaltos, robos y asesinatos que sufre el pueblo en su vida cotidiana. ‘No robarás’, ‘no matarás’, siguen siendo los mandamientos más básicos para una ética, no sólo cristiana, sino común a todas las personas de buena voluntad”, han señalado
Precisamente Puerto Maldonado fue uno de los destinos a los que llegó el papa Francisco tras su visita por Perú en 2018. En ese momento invitó a sus habitantes a amar “esta tierra, siéntanla suya. Huélanla, escúchenla, maravíllense de ella. Enamórense de esta tierra Madre de Dios, comprométanse y cuídenla, defiéndanla”.
Lamentablemente hoy la delincuencia y la minería ilegal ocasionan la destrucción sistemática de la vida y de la selva amazónica, por lo cual, además de felicitar los diálogos que ha establecido el gobierno con organizaciones mineras de la zona, la Iglesia pide “establecer una vigilancia para que las intervenciones que se realizan en La Pampa no provoquen que el mal que se extirpa siga infectando otras zonas protegidas como la Reserva Amarakaeri, tierras agrícolas, o territorios de comunidades nativas”.
Con la delincuencia y la informalidad de la minería, por si fuera poco, la trata de personas, explotación laboral y sexual, los atropellos a la salud y a la dignidad humana, también se han convertido en severos problemas a resolver.
A este punto, la Iglesia de Puerto Maldonado ha pedido “dotar a la policía de la infraestructura y medios necesarios para realizar su tarea, así como enfrentar la corrupción a todos los niveles. También es preciso que la población civil y los movimientos vecinales se organicen para colaborar con las autoridades y vencer esta lacra”.
Desde el vicariato apostólico de Puerto Maldonado se hacen votos por la paz para “trabajar dignamente en actividades limpias, en armonía con la Creación y aportando la rentabilidad necesaria para nuestra economía regional”.
Finalmente, haciendo alusión a las palabras del Papa, han recordado que “¡Esta no es una tierra huérfana, es la tierra de la Madre. Y si hay Madre, hay hijos, hay familia, y hay comunidad. Y donde hay Madre, familia y comunidad, no podrán desaparecer los problemas, pero seguro que se encuentra la fuerza para enfrentarlos de una manera diferente”.