Turkson explica que el Papa invita a vivir la Cuaresma “como una fiesta de la llamada del hombre a una nueva generación”

El cardenal Peter Turkson, prefecto de la Congregación para el Desarrollo Humano Integral Ghana

El terremoto provocado por la confirmación de que el cardenal australiano George Pell, prefecto en excedencia de la Secretaría para la Economía, había sido condenado por pederastia en su país tuvo como primera consecuencia el retraso en la rueda de prensa prevista este martes, 26 de febrero, en la Sala de Prensa de la Santa Sede para presentar el mensaje del Papa para la Cuaresma de este año, que lleva por título: ‘La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios’.

La intervención principal corrió a cargo del cardenal ghanés Peter Kodwo Appiah Turkson, prefecto del dicasterio vaticano para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, quien dijo que el ser humano “es considerado y entendido en su rol propio, como ‘sumo sacerdote’ de la creación”. El hombre y la mujer “representan” la creación y sus acciones tienen efectos “drásticos y radicales” sobre el destino de la misma. En esta interrelación resulta crucial recordar que “la persona humana no es el centro autorreferencial de la creación”.

Como una fiesta

Turkson destacó que la línea base del mensaje de Cuaresma de este año está en “la redención de la humanidad y su liberación del mal del pecado, que expresan la redención de toda la creación de la maldición y de todos los males que sufre a causa del pecado de la humanidad”. Con esta alocución, subrayó el cardenal ghanés, el papa Francisco “invita a celebrar la Pascua como una fiesta de la llamada del hombre a una nueva generación y cuya realización, si es una experiencia proyectada hacia el futuro, también está arraigada en el presente”.

En su intervención, el prefecto del dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral advirtió sobre el riesgo de resultar continuamente “absorbidos por las diferentes manifestaciones del poder del pecado y sus consecuencias en nuestras vidas”, que de forma inexorable “tienden” hacia el pecado.

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