Indignación. Es lo que siente la feligresía y los ciudadanos de la diócesis de San Cristóbal en Venezuela a causa de un vídeo difundido en redes sociales, protagonizado por un sacerdote –con sotana y cleriman incluido– en el que aparece brindando, de una manera ‘fraterna’, con la ministra de asuntos penitenciarios de Venezuela, Iris Varela, junto a otros individuos que se presume sean del grupo de escoltas que suele estar acompañada a la controversial funcionaria del régimen de Nicolás Maduro.
Lo que a leguas pareciera una noticia falsa (‘fakenews’), lamentablemente no es así. Vida Nueva corroboró la autenticidad de este vídeo con fuentes de la diócesis de San Cristóbal que aseguran que se trata de un sacerdote de otra diócesis y usurpa el cargo de capellán de prisiones dado que no ha sido nombrado por la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).
“Aquí estamos en la frontera, brindando por la salud de la patria”, se le escucha a la ministra Varela, quien estuvo presente en el puente fronterizo General Francisco de Paula Santander de Ureña, junto a grupos de colectivos armados, amedrentando a los manifestantes y voluntarios que intentaban pasar ayuda humanitaria el pasado 23 de febrero, tal como lo han corroborado medios de comunicación internacionales. En este mismo punto, resultaron quemados tres camiones con medicamentos, alimentos y suplementos nutricionales para niños.
“En el nombre del padre, el hijo, el Espíritu Santo, amén. Viva la república, viva Venezuela, Venezuela bolivariana, Venezuela revolucionaria, adelante patria”, así dice el sacerdote al tiempo que entrechoca lo que parecen botellas de agua con la ministra y el resto de compañeros.
Mientras que en la frontera colombo venezolana se han registrado conatos de violencia con un saldo de más de 300 heridos y cuatro fallecidos, debido al uso desproporcionado de la fuerza por parte de autoridades secundadas por colectivos armados, para la también miembro de la Asamblea Nacional Constituyente este simbólico brindis “es un poco para contrarrestar la guerra psicológica que tiene la oposición, tratando de cantar victoria porque ellos quieren generar violencia”.
En un ambiente festivo, de alegría y con un efusivo “amén” cierra el vídeo, momento en el cual el presbítero levanta su botella y a boca de jarro dice con vehemencia “¡que viva la paz!”. Los aplausos no se hacen esperar.
Por su parte, en la diócesis de San Cristóbal se ha dicho que este vídeo “ha causado escándalo en la feligresía”, al tiempo que se ha asegurado que no tiene previsto hacer pronunciamiento alguno en contra del sacerdote para “evitar que el Gobierno lo convierta en una víctima y en un icono”.