“¿Estamos donde tenemos que estar? ¿Sobramos donde estamos?”. Con esta pregunta, el cardenal Aquilino Bocos interpeló a la vida religiosa a “confrontarnos con Jesús, con el Evangelio y con el espíritu de nuestros fundadores”. Así lo expresó durante la ponencia de apertura del simposio con motivo del 75º aniversario de la revista Vida Religiosa, que se celebra durante este fin de semana en Madrid, con la presencia de más de 370 consagrados.
El purpurado, que fue director de la publicación claretiana, realizó un paseo por su historia para destacar que “en medio de los sobresaltos, la revista ha sido serena y fecunda” tanto en la formación como en la información que ha planteado en sus más de mil páginas anuales.
“Los 75 años de la revista se resumen en un verbo: acompañar a la vida consagrada”, explicó Bocos, que subrayó cómo desarrolló “una pedagogía de propuesta positiva, sin dejarse atrapar únicamente por las situaciones a denunciar”.
¿A punto de desaparecer?
A la luz de esta mirada agradecida al pasado, Bocos fue salpicando este repaso acompañado por los retos y desafíos a los que se ha enfrentado y se enfrenta la vida religiosa. “¿No se acuerdan cuando decían hace unos años de que la vida religiosa estaba muerta o estaba a punto de desaparecer?”, preguntó al auditorio.
A continuación, señaló cómo “la búsqueda constante y el anhelo de plenitud en la llamada a la propia vocación” se presenta como un signo de vitalidad para los consagrados. “La inquietud permanente no es desasosiego sino aliento vital”, añadió.
Crisis de fe
“La crisis de sentido de la vida que es crisis de fe es la más latente en la vida religiosa”, reflexionó en voz alta el cardenal, que llamó a los asistentes a un “urgente ejercicio de discernimiento frente a la ambigüedad, el postureo y la postverdad”. “No es cuestión de renovar sino de renovarse”, completó.
“¿Estamos donde tenemos que estar? ¿Sobramos donde estamos?”, interpeló a un auditorio que llamó a los religiosos a “confrontarnos con Jesús, con el Evangelio y con el espíritu de nuestros fundadores”. Además, defendió que “la vida consagrada que constituimos es compleja sin ser complicada. La variedad es una riqueza, no un estorbo·”.
En el empeño de abrir nuevos caminos para la vida religiosa, el padre Aquilino Bocos llamó a cuidar especialmente la pastoral vocacional, la vida comunitaria y tener siempre como referente las constituciones de los institutos.