A sólo dos años de las terribles inundaciones que azotaron a la población de Piura –en el noreste de Perú– a causa del fenómeno del Niño costero, que además de ocasionar pérdidas materiales afectó profundamente a muchas comunidades de escasos recursos, cuyos rostros y nombres, así como sus historias de sufrimientos, mantienen heridas abiertas.
A propósito de ello, en las últimas semanas de febrero se han registrado fuertes inundaciones nuevamente en esta zona y también en Tumbes –frontera con Ecuador–, lo cual ha llevado a José Antonio Eguren, arzobispo metropolitano de Piura, en un comunicado, a expresar su preocupación por la intensificación de las lluvias ante “la posibilidad de que se vuelva a producir entre nosotros una desgracia similar”.
Indolencia gubernamental
El prelado ha denunciado que por culpa de la indolencia del Estado “es poco o nada lo que se ha hecho en estos dos años por la reconstrucción de nuestra región y por ejecutar las obras de prevención necesarias, lo cual hace que enfrentemos el actual fenómeno natural”. Esto pone en una situación de extrema vulnerabilidad y riesgo a miles de familias y pide a las autoridades una acción decidida y eficaz, porque “no bastan las visitas protocolares”.
Asimismo ha recordado que en repetidas oportunidades ha reclamado una acción más decidida del gobierno central: “la última fue el pasado 28 de julio, cuando en mi Oración Patriótica por el aniversario de nuestra Independencia dije que la ansiada y ofrecida reconstrucción se siente muy poco y avanza con pies de plomo. ¿Hasta cuándo tendremos que esperar, sobre todo los pobres y los que menos tienen? Sepamos exigir con serenidad y paz, pero con firmeza y unidad, lo que Piura en justicia necesita y se merece”.
Entre la oración y la exigencia de derechos
Para el arzobispo de Piura también la población tiene un cuota de responsabilidad a causa de la “desunión, conformismo, y hasta indiferencia en la defensa y promoción de aquellos proyectos y obras que nos son absolutamente necesarios para el desarrollo integral de nuestra región”.
Frente a este panorama, ¿qué hacer? –se pregunta– ante lo cual pide “elevar nuestra oración al Señor nuestro Dios, creador del cielo y de la tierra, para que nos auxilie en esta hora, nos conceda buen tiempo y aleje de nosotros todo peligro y mal”, pero a la vez exige que se “asigne a Piura y Tumbes los recursos necesarios para enfrentar esta posible emergencia en las áreas de salud, educación, vivienda, saneamiento, transporte, defensas ribereñas, limpieza de drenes y canales”.
Hacia una cultura de la prevención
Por otra parte, ha resaltado la necesidad de aprender de una vez por todas a edificar entre nosotros una ‘cultura de la prevención’, puesto que “sabemos de sobra que vivimos expuestos de manera periódica a las lluvias e inundaciones, así como a epidemias recurrentes como el dengue y constatamos que es muy poco lo que se hace cada año para prevenir éstos y otros males”.
En este sentido se hace imperativo construir una actitud proactiva de todos los ciudadanos, el gobierno, las familias, las escuelas, las instituciones, las empresas y las comunidades, para “emprender acciones de previsión, independientemente de que exista o no el peligro del desastre inminente”
A juicio del arzobispo, la cultura de la prevención “es el compromiso por la seguridad, la promoción de la salud y la salvaguarda de la vida humana que es el valor más importante. Para ello, hace falta que anualmente se asigne un presupuesto, sin esperar a que la emergencia se declare para recién autorizar los fondos necesarios”.
Practicar la solidaridad
En un claro llamado a sacerdotes, consagrados, consagradas, agentes pastorales y laicos, ha pedido “su máximo esfuerzo de cercanía afectiva y efectiva así como su compromiso solidario ahí donde haya necesidad y sufrimiento”.
“En los actuales momentos, hago un llamado a la solidaridad cristiana en donde todos debemos sentirnos responsables de todos, porque el otro es un don para mí. Abramos la puerta de nuestro corazón a cualquier necesitado reconociendo en él o en ella el rostro de Jesús”, ha expresado.
Finalmente hizo un reconocimiento a las Cáritas de Piura y Tumbes, que “vienen trabajando estos días en un diagnóstico de la situación para llevar ayuda ahí donde se necesite”, y al mismo tiempo ha indicado que “hay hermanos damnificados en Tambogrande, Malingas, Lancones, Sullana, Chulucanas, Huancabamba, Ayabaca, Morropón, en Tumbes y en muchos caseríos y centros poblados”.
Foto: Walac Noticias