La revista Vida Religiosa cumple 75 años y lo celebra este fin de semana con un simposio bajo el lema “Presente, memoria, porvenir. Sueños y diseños en construcción”. “No creemos en la vida religiosa instalada en el ‘no se puede’”, sentenció Luis Alberto Gonzalo, director de la publicación de los claretianos, en la apertura de este foro que reivindicó que “sí se puede y hay caminos de vida que tenemos que diseñar”.
Ante más de 370 religiosos que abarrotaban el auditorio de la casa madrileña de las religiosas del Amor de Dios, Gonzalo se mostró convencido de que “tenemos que seguir indagando donde hay vida. Es un tiempo con posibilidades si aprendemos el idioma de la vida”. Consciente de las dificultades y de la disminución numérica entre los consagrados españoles, señaló que “no tratamos de suavizar la tragedia”.
Superar la fragmentación
“Afortunadamente somos muchos y plurales y agradecemos que así sea. Sin embargo, seguimos fragmentados”, señaló con un fuerte sentido de autocrítico. “Hemos optado por la estabilidad en los destinos, y hemos convertido la vida consagrada en vida permanente”, apostilló por lo que le llevó a preguntarse “por la luz que estamos ofreciendo”.
“El presente es porvenir porque percibimos que la dificultad no reside en la carencia de sino en la falta de visión y para asumir el cambio de nuestra vida, consagrados y consagradas. Pesa en exceso el miedo a lo que se pueda perder”, advirtió.
Frente a la contaminación ambiental
Frente al “cansancio de las instituciones” que puede llevar a vivir “paralizados y a la defensiva”, el religioso claretiano llamó a superar “la contaminación ambiental” para proponer “sin forzar ni condenar”.
Gonzalo invitó a los religiosos a abrir caminos dentro de un “momento interesante y complejo, versátil y cambiante”, planteó una “reorganización inédita” que pasa por replantearse qué modelo de comunidad deben seguir las congregaciones. “Hay consagradas y consagrados que anhelan otros estilos pero no siempre encuentran cauces y líderes para llevarlo a cabo”, apuntó.
La verdad del amor
“No es un tiempo de recetas ni se solucionan las cosas con una exhortación para rezar más”, expuso el director de Vida Religiosa que planteó cómo “nuestra identidad consiste en ofrecer la verdad del amor”.
“Ha llegado el momento de escuchar los signos de vida, hay que escuchar la esperanza, pero también la protesta y la desconfianza”, destacó, con el fin de ofrecer una “respuesta profética”. “Tenemos que volver a la escuela del amor y recuperar la gratuidad de la misión”, concluyó.