El cardenal colombiano Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), dedicó a los participantes en la cumbre vaticana sobre pederastia una ponencia dedicada a la responsabilidad del obispo en momentos de crisis. “Los primeros enemigos están entre nosotros, entre los obispos, sacerdotes y consagrados que no hemos estado a la altura de nuestra vocación. Tenemos que reconocer que el enemigo está dentro”, comentó Salazar en su charla.
PREGUNTA.- El Papa pidió a los participantes que se reunieran con víctimas. ¿Usted lo hizo?
RESPUESTA.- En mi arquidiócesis solo hay un caso y he hablado varias veces con la víctima.
P.- ¿Le cambió su perspectiva a la hora de afrontar esta cuestión el hecho de reunirse con ella?
R.- Al principio fue una verdadera sacudida. Nunca imaginé, primero, que se pudiera presentar este tipo de abusos por parte de sacerdotes. Uno piensa que el sacerdote es un hombre consciente de su dignidad, que es un pastor del pueblo, no un abusador del pueblo. Que tergiverse totalmente su ministerio, de tal manera que se haga un abusador, es algo que me produce una sacudida muy grande. Luego, cuando empecé a hablar con las víctimas, me di cuenta de que es un mundo tremendamente complejo y angustioso. El daño que produce un abuso es incalculable. Para poder redactar la conferencia, tuve que leerme unos cuantos libros y artículos y estar en contacto con muchas personas que han tratado el problema, y, lógicamente, he adquirido una sensibilidad que antes no tenía.
P.- ¿Ha tenido conocimiento directo de alguna denuncia por abusos?
R.- Algunas se han presentado. Afortunadamente, yo tengo en Bogotá como uno de mis obispos auxiliares a monseñor Luis Manuel Alí Herrera, que forma parte de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores. En Bogotá hemos estado muy alerta frente a este problema y hemos sabido muy bien cómo manejar los casos que se han presentado, que afortunadamente han sido mínimos.
P.- ¿Qué mensaje pretendía transmitir con su ponencia?
R.- La responsabilidad del obispo parte de la naturaleza de su oficio, de lo que es como pastor y miembro del colegio episcopal, como padre y pastor de sus sacerdotes y consagrados, y como padre y pastor de un pueblo de Dios. Son diferentes ámbitos en los que se debe saber manejar el problema de los abusos.