“La política no es el mero arte de administrar el poder, los recursos o las crisis. La política no es mera búsqueda de eficacia, estrategia y acción organizada. La política es una vocación de servicio”. Es este el consejo que el papa Francisco les dio este lunes, 4 de marzo, a los participantes en el seminario promovido por la Pontificia Comisión para América Latina –presidida por el cardenal Marc Ouellet– para formar a jóvenes líderes católicos en la doctrina social de la Iglesia.
En un encuentro celebrado en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico Vaticano, el Pontífice presentó la política como una “diaconía laical” destinada a promover “la amistad social para la generación de bien común”. Solo cuando es concebida así se consigue que “el pueblo se torne protagonista de su historia” y las “clases dirigentes” toman conciencia de que ellas no pueden “dirimirlo todo”.
Jorge Mario Bergoglio aseguró que ser “católico comprometido en la política no significa ser un recluta de algún grupo, organización o partido, sino vivir dentro de una amistad, dentro de una comunidad, que se vuelve el modo cómo la Iglesia se acerca a tu vida”. Si se opta en cambio por quedarse fuera de “una comunidad de discipulado misionero verdaderamente eclesial” se corre el riesgo de lanzarse “un poco a solas” frente “a los desafíos del poder, de las estrategias, de la acción” y acabar “con un buen puesto político pero solo, triste y manipulado”.
En este contexto, Francisco propuso como ejemplo a seguir a san Óscar Arnulfo Romero, de quien rescató una significativa cita: “Para ser buen político no se necesita ser cristiano, pero el cristiano metido en actividad política tiene obligación de confesar su fe. Y si en eso surgiera en este campo un conflicto entre la lealtad a su fe y la lealtad a la organización, el cristiano verdadero debe preferir su fe”.
Más adelante en su alocución, el Papa destacó cuáles son a su juicio los tres sectores que mejor reflejan el cambio de época en América Latina: las mujeres, los jóvenes y los más pobres. “En la respuesta a sus necesidades y demandas se juega en buena medida la verdadera construcción del bien común. Son un lugar de verificación de la autenticidad del compromiso católico en la política”, dijo.
Para finalizar, Francisco animó a los jóvenes líderes latinoamericanos diciéndoles que una política inspirada en el Evangelio puede convertirse en una herramienta para “sanear nuestras frágiles democracias” y también para “reinventar nuevas instancias representativas de origen popular”. Este compromiso puede venir desde distintas sensibilidades políticas, concluyó Bergoglio, pues existen diversas formas de compromiso.
“Es mejor tener una polifonía en política inspirada en una misma fe y construida con múltiples sonidos e instrumentos, que una aburrida melodía monocorde aparentemente correcta pero homogenizadora y neutralizante”, aseguró el Papa a los presentes en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico Vaticano.