A lo largo de 25 años de existencia, la Comunidad Arcoíris del Espíritu Santo ha sido testigo de cómo ha ido cambiando la mentalidad de los niños y adolescentes, y por lo tanto, su relación con Dios, por lo que también los métodos de evangelización deben modificarse.
“Actualmente vivimos en un mundo material, y la manera de comunicar ha cambiado con las redes sociales; aunado a ello, las cosas de Dios no interesan a los jóvenes, por lo que es más difícil que quieran vivir esta experiencia de Dios y continuarla día con día”, asegura Eduardo Dondé Medrano, fundador de la Comunidad para Niños, Adolescentes y Papás Arcoíris del Espíritu Santo (CADES).
En entrevista para Vida Nueva, afirma que pese a ello, “todos tienen necesidad de Dios”, y como movimiento católico “vale la pena luchar por extender del Reino de Dios”, y en ese sentido, ajustar la evangelización a estos cambios.
Durante un cuarto de siglo, este movimiento ha formado a miles de niños y adolescentes católicos en México, procurando un encuentro personal con Jesús, y que compartan esta experiencia en su primera comunidad, que es la familia.
El movimiento surgió en 1993, en la VII Vicaría de la Arquidiócesis de México “San Pablo Apóstol”, con el objetivo de continuar formando en la fe a niños y adolescentes una vez que habían recibido los sacramentos de iniciación cristiana.
Actualmente la comunidad cuenta con poco más de 90 comunidades distribuidas en unas 20 diócesis del país, entre ellas Ecatepec, Texcoco, Toluca, Valle de Chalco, Veracruz, Cuautitlán y Nezahualcóyotl, Morelia, Tlalnepantla, Tijuana, Oaxaca, Puebla y Acapulco, además de dos en El Paso, Texas.
El CADES está integrado al día de hoy por unas 500 personas; los coordinadores nacionales son Julio y Marisela Olivares, mientras que el asesor espiritual, desde hace 25 años, es el sacerdote Pedro Agustín Rivera Díaz.
Eduardo Dondé detalló que CADES realiza una enseñanza sencilla del Evangelio, utilizando dinámicas y ejercicios que los niños y adolescentes captan con facilidad, avanzando en el proceso de formación, el cual inicia con un encuentro de tres noches y cuatro días –entre niños, adolescentes y padres– para iniciarlos en la primera fase de formación católica. Posteriormente continúan con la etapa de perseverancia sabatina en las comunidades donde el movimiento tiene presencia.
Asegura que es una realidad que al terminar la Primer Comunión, los niños y adolescentes se alejan de la Iglesia, pues hay muy pocos movimientos que trabajan en el acompañamiento, y precisamente esa fue la razón que llevó a la creación de CADES.
Inicialmente el movimiento estuvo enfocado a los adolescentes, pero se pensó en la necesidad de vincular a la familia, por lo que se involucró también a la Pastoral Familiar.
La forma de trabajo del movimiento está basada en una experiencia kerigmática “que proclama que Dios nos ama entrañablemente a cada uno. Se emplean cantos y alabanzas, así como oraciones que ayudan a la experiencia de fe de una forma vivencial y alegre”.
Si bien CADES celebró sus 25 años de existencia en noviembre del 2018, el 3 de marzo, como parte de los festejos, se sumaron a la presentación organizada por el Grupo Samaria en el Teatro Metropolitan de la Ciudad de México, donde se presentó el cantautor católico Martín Valverde.