Cualquiera podría pensar que el papa Francisco, aunque no haya viajado aún a Argentina, se ve frecuentemente con su familia. Pero no es así, ni mucho menos. De hecho, su sobrino José Ignacio Bergoglio solo lo ha visto dos veces desde que llegó a la Silla de Pedro: una, hace cuatro años, cuando le pudo saludar brevemente mientras el Pontífice visitaba Paraguay… Y la otra ayer, 4 de marzo, cuando fue recibido en audiencia privada en su residencia de Santa Marta. No iba solo, sino que le acompañaba su ya mujer, Marina Muro. Y es que ambos iban a Roma como parte de su luna de miel…
Así lo ha contado ella en su cuenta de Facebook: “Eran las 15:45 horas. Estábamos en una pequeña habitación de Santa Marta esperando a quien yo llamo ‘Francisco’ y José llama ‘tío Jorge’. Teníamos cita a las 16:00 para verlo. La última vez que lo vimos cara a cara fue en Paraguay, en el 2015. ¡Hacia cuatro años no lo veíamos!”.
“Yo estaba super nerviosa –abunda Marina–, como si fuera a ver al Jefe de Estado más importante, al líder mundial más grande de la historia. Y José, relajado, como quien va a ver a una persona querida, cercana”.
“Pasaban los minutos –prosigue– y ‘Francisco/Jorge’ no venía. Mis nervios y ansiedad estaban en la cumbre de la montaña más empinada. Por dentro pensaba mil cosas por decirle, por ejemplo: todo el orgullo que siento por él, todo lo que él moviliza en tantos cristianos y no cristianos, etc. En eso ingresa y se acerca directo a mí y me dice: ‘Te felicito’. ‘¿Por Haciendo Lío?’ [asociación que ha fundado la pareja y con la que ya han ayudado a 10.000 personas en situación de exclusión], le pregunto. ‘No, por aguantar a mi sobrino’, bromeó”.
“A partir de ahí –concluye la joven–, mis nervios se esfumaron y me di cuenta de que estaba frente a un líder mundial, pero un líder humilde, que te trata de igual a igual, un verdadero pastor con olor a oveja. Ahí entendí por qué muchos aún lo llaman ‘Jorge’. Lo siguen llamando ‘padre Jorge’ porque el poder no lo cambió, porque es humilde, cercano y de un gran corazón. ¡Sos muy grande, Francisco!”.
Como el mismo José Ignacio detalló también desde su cuenta de Facebook, aterrizaron en Italia el domingo 3 con el objetivo de ahondar en sus raíces familiares, pues los Bergoglio provienen de inmigrantes italianos en Argentina: “Hoy llegamos a Italia con Marina y ya visitamos en Turín la Iglesia Santa Teresa, donde se casaron mis bisabuelos Giovanni y Rosa, y se bautizó mi abuelo Mario. Vamos a disfrutar al máximo esta oportunidad y recorrer distintas lugares donde vivieron mis ancestros”.
Sobre el encuentro con su tío, se ha limitado a colgar la foto con los tres y un sencillo agradecimiento: “Luna de miel y con el mejor regalo. La bendición de Francisco”.
Además, ha contado con qué les ha obsequiado el Santo Padre: “Antes de irme, mi tío nos regaló esta postal: ‘El fruto de la Guerra’, título de una foto tomada por Joseph Roger O’Donnell a un niño en Nagasaki [con esta postal, el Papa llamó la atención del mundo entero en la Navidad de 2017]. No hay muestra más clara de que el odio y la división nos conducen directamente a este destino”.