Si el jesuita Hans Zollner fuera el máximo responsable de la Iglesia española, tiene claro cuáles son las medidas que implementaría de inmediato: “Por un lado, abrir a las víctimas la posibilidad de comunicarse cuándo y cómo quiera. Por otro, el empeño y el compromiso con la prevención y la protección del menor”.
Así respondió a preguntas de Vida Nueva, el presidente del Centro de Protección de los Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana, durante su encuentro con la prensa celebrada en la Universidad Pontificia de Comillas. “Cabe preguntarse porqué en España se está empezando a hablar ahora cuando en Alemania se comenzó a trabajar hace una década”, se cuestionó.
Eso sí, no quiso entrar en detalles: “No puedo pronunciarme con detalle ni con autoridad sobre la situación en España”. Aun así, “conozco los informes del Episcopado norteamericano y alemán, en los que delegaron la tarea a un equipo de investigación externo. Fue un gesto de coraje y valentía de mirar a la realidad”, aplaudió. A las diócesis sí les recomendó abrir vías para escuchar a los supervivientes de abusos, para romper con la dinámica del silencio: “Se podría haber evitado mucho daño con una escucha cualificada y un corazón abierto a las víctimas”.
A la vez, reconoció desconocer las competencias de la Conferencia Episcopal respecto a las diócesis: “No solo habría que coordinar la comunicación sino tomar conciencia de la realidad”. “La Iglesia podría estar a la vanguardia de la protección de niños y niñas”, añadió, poniendo como ejemplo el trabajo de la Universidad Pontificia de Comillas en aras de impulsar la nueva ley contra la violencia del menor.
Sobre el abuso a religiosas en África y en Asia, señaló que “no es algo nuevo”. “A veces parece que hablamos de un suceso de hoy o de ayer. Sin embargo, viene sucediendo de 70 y 80 años atrás. No digo que no haya casos ahora, pero, por ejemplo, en el caso de Alemania la mayoría de los casos se produjeron entre los años 50 y 70”, comentó.
En esta línea, también hizo una reflexión sobre la necesidad de no limitarse únicamente a los menores, sino también a adultos vulnerables y de personas con discapacidad. “El próximo paso debería ser crear un código y abrir oficinas de atención a víctimas adultas”, señaló, pero comentó que “todavía no hemos definido claramente qué es una persona vulnerable”.
Zollner valoró que el obispo de Astorga y presidente de la comisión antiabusos del Episcopado español, Juan Antonio Menéndez, acudiera a su conferencia: “Posteriormente pudimos hablar de su diócesis y de la Iglesia española, y aprecio la iniciativa de su oficina para víctimas. Lo más importante para las víctimas es ser escuchados por la Iglesia”. De la misma manera, aplaudió la acogida del cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro.
El presidente del Centro de Protección de los Menores de la Gregoriana espera que en breve se redefina el secreto pontificio y que se pueda juzgar la posesión de material pornográfico de menores de 14 a 18 años.
Preguntado por la condena al cardenal Philippe Barbarin ocultar abusos a menores, el miembro de la Comisión Pontificia para la Tutela de los Menores apuntó que “no conozco el contexto judicial del caso ni soy jurista”. “Lo que puedo decir es que si hay una negligencia comprobada, tiene que cumplir con lo que el Estado impone. Nosotros no estamos fuera de la ley. Hay que esperar a la sentencia final, como sucedió con el obispo australiano Wilson, condenado en primera instancia, pero absuelto después”.
Sobre la cumbre vaticana antiabusos valoró que es “fruto del trabajo de los últimos 15 años” y adelantó que “ahora estamos pensando en poner en marcha un congreso con las cuestiones legales y canónicas que se han abordado en el encuentro vaticano de febrero”.
Además, aseguró estar esperando “la clarificación del procedimiento” a partir de la norma que el Papa Francisco promulgó en 2016 sobre las acusaciones de negligencia encubrimiento y no colaboración con las autoridades eclesiásticas en materia de abusos. “No todos los obispos están bajo la jurisdicción de Doctrina de la Fe. Y este es uno de los desafíos mayores: alinear las actuaciones porque la Iglesia no es un bloque monolítico”, explicó.
Entre otras cuestiones que Zollner espera que la Santa Sede cambie en breve se encuentra eliminar el secreto pontificio en relación a estos casos, así como elevar la edad en la que se puede juzgar la posesión de material pornográfico, de 14 a 16 años.
“El de febrero fue un encuentro breve, pero vi y escuché que la actitud de personas que vinieron de África y Asia que dijeron al comienzo del foro que consideraban que no era un problema suyo sino de Occidente, al final de la cita cambiaron su actitud y volvieron con un conocimiento mayor y un corazón transformado”, expuso el jesuita.
“No solo han aprendido de las ponencias, sino que en los grupos de trabajo vieron cómo están trabajando otros obispos. Pero, sobre todo, han escuchado a víctimas de distintas partes del mundo. Su testimonio fue muy, muy fuerte”, apreció´: “Cuando escuchas a una víctima, te cambia el corazón”.
“Con el pontificado del Papa Benedicto XVI comenzamos una nueva era en la lucha contra los abusos de menores”, subrayó el teólogo y psicólogo alemán sobre el camino recorrido por la Iglesia. En esta línea, quiso poner en valor el trabajo que vienen haciendo en España tanto los religiosos maristas como los claretianos en materia formativa. “Confiamos en seguir adelante en esta materia”, comentó.