“¿Qué riesgos o situaciones de vulnerabilidad enfrentan los inmigrantes aquí en Colombia? ¿En dónde creen ustedes que los inmigrantes enfrentan estas situaciones?” Con estos interrogantes se dio inicio al debate que la Universidad Santo Tomás promovió con el taller “Pensando en la inmigración: claves para la convivencia”, que abordó ‘al desnudo’ uno de los nuevos flagelos en el país: la llegada masiva de venezolanos.
El taller estuvo a cargo del investigador y docente chileno, Felipe Aliaga, quien en la actualidad es responsable de la cátedra sociología de las migraciones en la Universidad Santo Tomás. Su trayectoria académica es amplia. En Ecuador trabajó en el Instituto de Altos Estudios Internacionales (IAEM), en España, en la Universidad Santiago de Compostela y en su natal Chile en la Universidad de Concepción. Lleva 4 años en Colombia. Hoy el tema de migración venezolana lo apasiona, pues en términos referenciales este fenómeno está presente en toda la región, especialmente en los países de América del sur.
“Es un taller que se inspira en muchas cosas, venimos trabajando en la Universidad Santo Tomás en la línea de las migraciones desde distintos aspectos a través de proyectos o con vínculos con organizaciones, entre otros”, ha indicado a Vida Nueva.
Son muchos los escollos que debe superar la sociedad colombiana, que de ser un país de emigrantes, ahora es un país de inmigrantes, en este sentido, el académico ha sostenido que “Colombia lo está haciendo bastante bien, ha podido articular el trabajo político en distintos territorios, hacer política pública como tal a través del Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES)”.
En este sentido, mirando en perspectiva, Colombia es un país con problema de desplazamiento interno ingente: “después de Siria es el país con mayor número de desplazados internos y es el país número uno en el mundo en desplazamiento forzado, fruto del conflicto armado; de hecho todavía el desplazamiento forzado sigue”.
“Muchas veces el problema político venezolano excede nuestra comprensión, muchas veces nos preguntamos cómo es posible que un país tan rico se haya hecho pobre tan rápido”, ha dicho Aliaga, y acotó que “la mayoría ha salido por los altos grados de desnutrición que hay en Venezuela. Sucede que las personas llegan a un punto de desnutrición y no les queda otra que irse para sobrevivir”, ha destacado. Todo esto en sintonía para generar espacios de convivencia que superen la exclusión, xenofobia y maltrato.
El catedrático ha señalado que los venezolanos en Colombia están expuestos a situaciones de riesgo, a situaciones de injusticia, a necesidades que deben ser atendidas desde múltiples actores. Uno de ellos es la Iglesia católica que ha sido fundamental en la atención de los migrantes. Recordó que organizaciones como el Servicio Jesuita para Refugiados, la congregación scalabriniana y Cáritas Colombia han aunado importantes esfuerzos desde la acción eclesial.
Asimismo destacó que Venezuela y Colombia tienen lazos históricos muy profundos, son países hermanos culturalmente muy parecidos, hay historias comunes que hacen que la migración sea más amigable, pues muchas personas que salen del país vecino han tenido que salir por necesidad, casi a la fuerza.
Colombia se ha mostrado muy abierta al tema de atención a los migrantes venezolanos a través del Decreto 3950 de la CONPES. Así lo ha informado Vannessa Bacaraldo, estudiante de la Santo Tomás y asistente de investigación del profesor Aliaga. De este modo el Estado colombiano ha adoptado políticas públicas con una matriz focalizada en educación y salud.
En el caso de niños y niñas, según este decreto, no se le puede negar el acceso a la educación aún sin tener la documentación, estén o no en condición de regularidad migratoria. Esto sin duda es un avance en materia de políticas públicas.
Hay también iniciativas de comités de seguimiento, evaluación y veeduría de los niños venezolanos en los colegios, pues en muchos de los casos estos pequeños sufren el desarraigo, han sufrido un trauma a causa del desplazamiento forzado y, por tanto, no crean apego con el nuevo sitio.
En cuestiones de la salud, muchos venezolanos pueden acceder al sistema público y ser atendidos en las redes hospitalarias en caso de extrema urgencia. Igualmente las mujeres en estado de gestación pueden ser atendidas mediante controles los prenatales de rigor y poder dar a luz a través del sistema público de salud. Sin embargo, uno de los problemas aún por resolver, en el caso de los neonatos, es que jurídicamente quedan en situación de apátridas –no se le reconoce como colombianos– cuando ambos padres son venezolanos sin ningún vínculo consanguíneo con colombiano.