La profesora Pilar González Casado, de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, da clases, desde 1992, de lengua árabe, siriaca, lectura de textos árabes y literatura árabe cristiana. Y es que esta madrileña, madre de familia numerosa, ha encontrado en la enseñanza de la obra de los cristianos del Oriente Próximo de los primeros siglos del islam no solo una nueva manera de enfocar su fe sino, además, de conjugarla en su ámbito de estudio. Así, esta semana ha sido nombrada por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, catedrática de literatura árabe cristiana.
Es la primera cátedra de este tipo a nivel internacional, si bien en distintos centros de estudio y universidades hay otros investigadores dedicados a este campo, pero cuya labor no se plasma en la docencia. “La cátedra como tal no ha existido hasta ahora porque, generalmente, los estudios árabes están relacionados con los temas vinculados al islam”, explica a Vida Nueva, ya que es muy común que “se piense que lo árabe y lo islámico son lo mismo, pero no es así”.
“Muchas veces nos guiamos, más que del tópico, de la generalización”, asevera. Y es que “al ser la lengua árabe aquella en la que el Corán es revelado y la que utilizan los musulmanes para rezar, parece que cuando hablamos de cultura árabe es lo mismo que cultura islámica, pero la lengua surge antes del nacimiento del islam”. Lo que ocurrió, realmente, fue que “la nueva religión se expandió por territorios cristianos y judíos que, con el paso del tiempo se fueron arabizando”, pero continúan “expresando su pensamiento cristiano en árabe”. A partir de ahí se produce una gran literatura que tiene diferentes géneros, incluso la traducción de los textos sagrados.
Diálogo entre religiones
Para González estudiar estos textos y autores es una puerta abierta a conocer cómo fue la respuesta cristiana al islam en el momento de su expansión, sobre todo a esas cuestiones que el islam planteaba o debatía con el cristianismo, como por ejemplo “todo lo relativo al dogma de la trinidad, al dogma de la encarnación o a la naturaleza divina de Jesús, que son elementos que el islam no comparte y los autores entran en dialogo con los musulmanes”.
“Uno de los argumentos de los que siempre tienen que defenderse intelectualmente los cristianos es de la pretensión del islam de ser la última de las religiones reveladas y, por ello, la verdadera y definitiva”, añade. Por eso para el musulmán el cristianismo “es un paso previo para llegar al islam”. En ese sentido, si bien es cierto que ha habido alguna postura conciliadora, “el islam lo contempla como una etapa superada”.
Por su parte, el cristianismo contempla al principio el islam “más como un nuevo sistema político que como una religión”. Pero, “a consecuencia de la poca unidad en el cristianismo”, poco a poco el islam “se va imponiendo”. Y esto hace que, en definitiva, “muchos de los textos lo que tratan es de dar argumentos a los cristianos para que tengan clara cuál es su identidad como tal”.