Luego de que el pasado lunes la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) anunciara su retiro de la mesa de negociaciones entre el gobierno del presidente Daniel Ortega y la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, ante la falta de una invitación oficial, la tarde del martes ambas partes lanzaron una convocatoria para que la Iglesia continúe con su labor como observadora.
Será este viernes cuando los obispos nicaragüenses se reúnan para determinar cuál será su papel en esta mesa de diálogo que busca poner fin a la crisis política que se vive en ese país desde abril de 2018, y que ha dejado al menos 325 muertos, según cifras de organizaciones no gubernamentales.
Quien hasta el momento no ha dejado de participar en las negociaciones ha sido el nuncio apostólico Waldemar Stanislao Sommertag, aunque también en calidad de testigo y acompañante internacional.
Ante esta situación, a través de un videomensaje el cardenal Leopoldo Brenes, presidente de la CEN, pidió al pueblo nicaragüense orar por los obispos que se reunirán este viernes, y “suplicar para que el Espíritu Santo les ilumine y así tomar las mejores decisiones pastorales”.
Escuchar al pueblo
Con motivo del inicio de la Cuaresma, el cardenal Brenes explicó a los representantes de los medios de comunicación que la invitación para participar no la recibió a título personal: “no soy una persona aislada de Nicaragua, pertenezco a un colegio que se llama Conferencia Episcopal”, por lo que mañana se decidirá la forma en que participarán en la mesa de negociaciones.
Para gran parte de la población nicaragüense, la presencia de la Iglesia católica es clave en el diálogo, debido a que es una institución con alta credibilidad para fungir como mediadora.
En este marco, se le preguntó también si considera importante tener garantes como la OEA y Naciones Unidas en este proceso de negociaciones, a lo cual respondió que lo más importante es que las partes escuchen los sentimientos, los deseos y las expresiones que pide y solicita el pueblo.
Y sobre la duración del diálogo, que en un principio se estableció como fecha límite el 28 de marzo, el cardenal consideró que debe negociarse el tiempo que sea necesario, aunque, dijo: “es bueno poner una fecha, porque si no se camina en eterno en discusiones”.
Finalmente, al referirse a las personas que no tienen confianza en este proceso, Brenes dijo que hay que ir evaluando, viendo cada situación y a partir de allí tomar una decisión, y dejar correr un poco el tiempo.
Cabe recordar que anteriormente la Iglesia participó como mediadora en el diálogo nacional iniciado en mayo pasado, el cual no llegó a buen término pues hubo fuertes fricciones entre el gobierno de Ortega y los representantes de la Iglesia, a quienes el presidente acusó de participar en un supuesto golpe de Estado.