Se imagina usted a una María que lava pañales, cocina, limpia el baño, juega con Jesús. Una María que es humana, una María que se enoja, no es la María de allá arriba, sino una que vemos todos los días. Bajo esa premisa el grupo SM Colombia abrió la tarde de conferencias en el segundo día de jornadas en Expocatólica.
La conferencia titulada “Cuando la vida es difícil, mira a María” estuvo a cargo del chileno Pablo Fernández, director de escuela católica de SM Colombia, quien lleva 6 años viviendo en el país. Dio inicio a su participación con una interrogante desafiante ¿Cómo es el rostro de la María de nuestro tiempo?
Valor de la feminidad
Fernández ha explicado que a lo largo de la historia María ha tenido diferentes rostros: “primero la mujer lejana, luego la estatua, hemos tenido una idealización histórica de María, durante mucho tiempo ella debía ser inmaculada, sin pecado concebida, María nunca sufrió, se cayó, no tuvo rabias, esa es la imagen de la María perfecta, que nunca pecó”.
En este sentido al idealizar a María –asegura– se ha generado un olvido de la feminidad, no vista desde los estereotipos que la asocian con debilidad y falta de coraje, sino de una feminidad incluso aplicada hombres, por tanto “no debemos asociarla a los prototipos clásicos y abrir ese concepto más allá de los prejuicios”.
Precisamente la feminidad tiene que ver con el ‘ser que dé vida y es fecundo’, lo cual no necesariamente deberá estar asociado con el hecho de tener hijos: “así como hay fecundidad del laico o laica que tiene hijos también la de los religiosos que consagran su vida completa a servir a dar vida a otros con sus acciones, sucede que son fecundidades diferentes”.
María, la de Transmilenio
El director de escuelas católicas de SM Colombia, en su intervención ha dicho que “uno habla desde la fe, desde lo que es, por tanto, la fe es social, es histórica, es encarnada, y María en su ser encarnado habla, y lo que le enseñó a Jesús es lo que ella vio en su realidad” en referencia a su planteamiento de una María más humana y cercana.
“El rostro de la María de hoy son muchísimos, el de la migrante que tuvo que salir de su tierra, porque su vida corría peligro, el de las mujeres alegres que saben celebrar, la que se ríe, se divierte; la María del Transmilenio [sistema de transporte de Bogotá], la que lleva a su hijo en brazos y pide, uno mismo se dice ‘la veo todos los días’, pero está pidiendo por necesidad, no porque le guste hacer eso”, ha señalado.
Asimismo ha detallado que el concepto de la ‘Maria que lacta’ es de los comienzos de la edad cristiana: “Desde nuestra tradición más profunda ha sido una mujer común y corriente, por eso ese rostro que está en los altares no nos permite dialogar con ella. Con una María cercana tengo mayor posibilidad de superar las dificultades”.
Volver al Evangelio
Fernández fue aún más desafiante en sus planteamientos, especialmente cuando hizo referencia a aquellas mujeres que están en las esquinas ejerciendo la prostitución, que llegan a ser muy devotas incluso de la misma María: “recordemos que el mismo Jesús estuvo con las prostitutas, las sanaba y las salvaba, y esa sensibilidad que tenemos nosotros, la tenemos por nuestro modelo, por tanto, María fue modelo para Jesús y si él se acercó a estos excluidos, fue porque ella le habló de esa realidad”.
“Cuando hay gente que se escandaliza por esto, me parece entonces que hay que leer el Evangelio, el cual es muy explícito en estas cosas, entonces yo no hablo desde mi opinión, sino de lo que me encuentro en el propio Evangelio”, sostuvo.
Una madre que no juzga
Ante la pregunta ¿cómo actuaría la María de hoy ante el tema del aborto? El conferencista ha dicho que “María no las juzgaría, lo que haría es tratar de comprenderlas. Ese es el modelo de María que debe seguir la Iglesia, porque hay algunos sectores que juzgan y critican a aquellas que tomaron esta decisión, pero también hay otros sectores que hablan de acoger, pues primero tenemos que preguntarnos por qué lo hizo y luego, si es que sucedió como tal, debemos acogerla”.
Igualmente ha apelado a un Jesús que no juzga a la adúltera, que afirma ‘quien esté libre de pecado que lance la primera piedra’, después perdona a la mujer diciéndole ‘vete y no peques más’. “No le recrimina el pecado, Jesús se acerca, le llega a la persona que sufre y luego que se acerca reivindica, anima y resucita”, ha explicado.
Mujer, servidora de los pobres
En el marco de esta conferencia se presentó el libro “Mujer, servidora de los pobres”, del español Vicente Altaba Gargallo, una novedad de PPC, sello editorial del grupo SM, que habla de una María de carne y hueso, es una María que es libre, que toma decisiones, nadie le dice lo que debe hacer, asume su naturaleza de mujer, su feminidad, su ser mujer y madre en un momento determinado”.
Este libro acerca a los lectores a una María lejana de los altares para ponerla en las capillas del barrio, representarla en la señora que vende las arepas y, lo más importante, habla mucho de Dios. Este texto se presentará en la venidera Feria de Libro en Bogotá (Filbo).
“Es un libro que es muy fácil de leer, no es un texto teológico avanzado, sino que es un texto que tiene muy fácil lectura que es muy entendible, además que es muy pedagógico, se puede trabajar en las parroquias, grupos juveniles, sino que viene con actividades e ilustraciones. Precisamente PPC y toda la familia de SM busca eso, cómo llegamos de mejor manera”, ha puntualizado.