Los jóvenes seminaristas asturianos Ángel Cuartas Cristobal, Gonzalo Zurro Fanjul, José María Fernández Martínez, Sixto Alonso Hevia, Manuel Olay Colunga, Luis Prado García, Juan José Castañón Fernández, Jesús Prieto López y Mariano Suárez Fernández ya son beatos. Así lo ha declarado el cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, durante la ceremonia de beatificación que se ha tenido lugar esta mañana en la Catedral del Salvador de Oviedo y en la que también ha participado el cardenal Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal. También estuvieron presentes el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez González; el obispo de Sigüenza- Guadalajara, Atilano Rodríguez Martínez; el de Astorga, Juan Antonio Menéndez Fernández; el de Santander, Manuel Sánchez Monge; el de Orense, José Leonardo Lemos Montanet; los auxiliares de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino; y de Santiago de Compostela, Jesús Fernández González.
Tras la lectura del ‘mandato’ del papa Francisco autorizando la inscripción de los seminaristas mártires en la lista de los beatos de la Iglesia, pasadas las 11:30 h. han sido beatificados. En esta ocasión el tradicional tapiz con la imagen de los nuevos beatos se proyectó sobre el presbiterio de la catedral. Además las reliquias se veneraron en una de las principales joyas de la Cámara Santa de la catedral, la Caja de las Ágatas que fue portada por algunos de los seminaristas actuales.
Para el prefecto, que ha beatificado a estos 9 mártires asesinados por odio a la fe en el periodo comprendido entre 1934 y 1937, “estos jóvenes seminaristas de la archidiócesis de Oviedo estaban convencidos de su vocación al sacerdocio ministerial, comprometidos sinceramente en un camino formativo para convertirse en fieles servidores del evangelio”. Esta declaración se produce tras la aprobación del decreto de martirio por el papa Francisco el pasado 7 de noviembre de 2018.
El relator de la causa Fidel González presentó a los nuevos beatos destacando que “el testimonio que todos ellos nos ofrecen se puede resumir en unas palabras que Sixto Alonso Hevia dijo a sus padres: si a mí me pasa algo, ustedes tienen que personar”.
En su homilía, el cardenal Becciu ensalzó que “sus testimonios son de gran actualidad” y coherencia hasta la muerte es un mensaje que “habla a España y a Europa pro sus comunes raíces cristianas”. Y hablan a la Iglesia a la que “han engrandecido con su sangre, dando esplendor al sacerdocio” frente a la “desfiguración” que provocan los casos de abusos. “Necesitamos sacerdotes honestos e irreprensibles” que lleven paz al Pueblo de Dios, sentenció.
Para ellos, ha ensalzado, el seguimiento de Cristo ha “requerido una disponibilidad mayor y heroico y respondieron sí, no dudaron a responder al amor de Cristo” ya que fueron víctimas de una “violencia feroz marcada por una hostilidad anticatólica que tenía como objetivo acabar con las iglesia y en particular con el clero”.
También ha destacado Becciu que “entusiastas, cordiales y devotos se dedicaron por completo al estilo de vida del seminario hecho de oración de estudio, del compartir fraterno, de compromiso apostólico”.
El prefecto destacó de los seminaristas que, a pesar del contexto hostil, “siempre se mostraron decididos a seguir a Jesús, y sin negar su condición de clérigos con lo que ello suponía”. Y es que en las dificultades “ellos se refugiaron en Dios” porque “la violencia no prevalecerá” sobre la debilidad, señaló aludiendo al salmo responsorial de la misa. “Ellos no salvaron la vida temporal, hallaron la muerte. Entregaron la vida terrenal para obtener la vida verdadera y eterna con Cristo”, recalcó.
Concluida la ceremonia de beatificación, la archidiócesis asturiana celebrará una eucaristía de acción de gracias mañana domingo a mediodía en la Basílica de Covadonga. La misa estará presidida por el arzobispo Jesús Sanz Montes. También en el Seminario de Oviedo, donde ayer se organizó una vigilia de oración, se abrirá al público la capilla en la que están las restos de los nuevos beatos para su veneración.