Marcelo Colombo: “Angelelli me deja el amor al rebaño encomendado”

  • Vida Nueva conversa con el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Argentina con motivo de la Asamblea Plenaria
  • Los prelados tratarán la beatificación de los mártires riojanos, la visita ‘ad limina’ de mayo y la cumbre antiabusos

Marcelo Colombo: “Angelelli me deja el amor al rebaño encomendado”

Este lunes, 11 de marzo, en Pilar, se realizará la primera reunión del año del episcopado. Por tal motivo y antes del comienzo del Plenario, Vida Nueva tuvo la oportunidad de conversar con Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza y vicepresidente segundo de la CEA, y consultarlo sobre los temas que marcan la agenda del episcopado argentino en esta primera mitad del año. 

PREGUNTA.- ¿Cómo se prepara una asamblea de obispos luego de una reunión de gran envergadura, con testimonios y mensajes muy fuertes, como lo fue el reciente encuentro contra la pederastia en el Vaticano?

RESPUESTA.- Efectivamente, la reciente reunión que tuvo lugar en el Vaticano, en relación con la lucha contra los abusos, ha tenido una importante repercusión no sólo por los temas tratados, por los testimonios recibidos, sino también por los compromisos asumidos en relación con el tratamiento de esta dolorosa temática para el futuro. Esperamos recibir las impresiones y comentarios autorizados de Mons. Ojea que concurrió en nombre de nuestra Conferencia y que seguramente nos dará la viva referencia de lo acontecido y el camino a recorrer.

P.- Usted tuvo experiencias muy delicadas en su arquidiócesis ¿Cómo ve a la Iglesia Católica en Argentina frente al tema de la protección de los menores en estos tiempos?

R.- Si bien estoy recién llegado a la arquidiócesis de Mendoza, a partir de lo conocido por los casos de resonancia nacional, veo la importancia de extremar los cuidados en esta materia. Acentuar la dimensión preventiva de la protección respecto a los abusos, con reglas claras de actuación por parte de los agentes de pastoral, las respuestas institucionales adecuadas en cada caso, acompañando su pronto esclarecimiento penal en los ámbitos estatales y canónicos, recibiendo a las víctimas, fortaleciendo y asegurando la comunicación clara y veraz.

P.- Luego de esta asamblea plenaria, en mayo usted y sus hermanos obispos estarán en Roma realizando una nueva visita ad limina. ¿Qué preocupaciones le llevarán al Papa? ¿Qué cree que le pedirá el Papa a cada uno de ustedes?

R.- Cada diócesis tiene en oportunidad de la visita ad limina, la posibilidad de compartir con el Santo Padre y sus colaboradores de los distintos Dicasterios romanos, el camino recorrido y recibir las oportunas sugerencias e indicaciones para crecer en comunión evangelizadora. Imagino que la misión de la Iglesia en la Argentina actual, será parte sustancial de la agenda de nuestro encuentro.

Los mártires riojanos

P.- ¿Cómo vivirá el Episcopado la beatificación de unos de sus hermanos, Enrique Angelelli, y de los sacerdotes Carlos de Dios Murias OFMConv. y Gabriel Longueville; y el laico Wenceslao Pedernera?

R.- Es emocionante acercarse a la fecha de un acontecimiento tan importante y sentir la creciente convicción que anima a los obispos y fieles de las diócesis argentinas en torno a estas figuras ejemplares de la entrega cristiana. Será también la oportunidad de reconocer públicamente como Iglesia el testimonio generoso hasta la sangre de Mons. Angelelli. No faltan ojos mezquinos, arrogantes y amargos que buscan engañosamente empalidecer la riqueza de esta celebración, negando la obra de Dios en sus santos. Lamentablemente, se lo pierden. Ojalá se den cuenta en algún momento. No hay nada imposible para Dios.

P.- ¿Qué considera que le deja hoy Mons. Angelelli a usted como obispo?

R.- El amor al rebaño encomendado, la comprensión de la propia misión como una pasión que abarca toda la vida y pide respuestas generosas cada día.

P.- Al conocer la vida y la obra de estos mártires, ¿cómo vive hoy el martirio?

R.- Dios nos llama a testimoniarlo ante los hombres nuestros hermanos, en cada estado de vida, en cada misión eclesial, en cada decisión. Reconocer esa llamada, vivirla con coherencia y amor, no reparar en la entrega de la propia vida…. Ése es el legado sagrado de los mártires.

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