“Nuestra generación es como un puente en relación a un pasado repleto de vocaciones y, un futuro en el que confiamos que el Señor mande los trabajadores que necesita”, ha afirmado el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, tras recordar que “el ministerio sacerdotal es insustituible en la Iglesia”. Lo ha hecho durante la conferencia ‘El Sínodo. Qué dice a nuestra pastoral vocacional’, que ha impartido durante la XXXVIII edición del Encuentro de obispos, vicarios y arciprestes de la Iglesia de Castilla.
“Para afrontar la crisis vocacional es insustituible el trabajo intenso de la iniciación cristiana”, ha señalado el también presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), abordando las conclusiones del pasado Sínodo de los Obispos sobre los Jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, en el que participó como ponente.
“Aunque la iniciación cristiana tiene modalidades distintas, lo importante es que sea auténtica”, ha señalado, ya que “en el marco de la iniciación cristiana surgen las diferentes vocaciones en la Iglesia: laicado adulto, matrimonio cristiano, ministerio diaconal, presbiteral, a la virginidad consagrada, a la vida religiosa, a la dedicación misionera, a la entrega de pobres y enfermos…”, siendo “todas” procedentes de Dios y, por consiguiente, “hay que agradecerlas”.
Un “extraordinario desafío”
Al encuentro, que se celebra entre el 10 y el 13 de marzo en la colegiata de San Luis (Villagarcía de Campos), han asistido alrededor de 110 entre obispos, vicarios, arciprestes, rectores de seminarios y delegados de pastoral Juvenil y Vocacional de nueve diócesis de Castilla y León.
La cita ha dado inicio bajo el lema ‘Hacia una renovada pastoral de las vocaciones al sacerdocio ministerial’, con el objetivo de afrontar ese “extraordinario desafío” que supone, según los obispos, impulsar en la actualidad la pastoral Juvenil Vocacional, sobre todo en “comunidades tan despobladas como la castellana y leonesa”.
Presidida por Ricardo Blázquez, el encuentro cuenta con la presencia de otros nueve prelados, entre los que se encuentra el auxiliar de Valladolid, Luis Argüello, y los obispos de las otras diócesis castellanas, a excepción del de Ávila, José María Gil Tamayo, ausente por motivos familiares. Todos ellos han ahondado durante las jornadas en la “necesidad de abrirse a los adolescentes y jóvenes”, interpretando “las claves de la pastoral sacerdotal” y de elegir “propuestas operativas”.
“Conciencia de comunidad”
Estas reuniones anuales se establecieron para generar “una conciencia de comunidad en la Iglesia castellana”, además de para “marcar unas orientaciones pastorales comunes para todas las diócesis participantes”. Así, durante los últimos 38 años se han tratado de manera conjunta materias como la enseñanza, la catequesis, la liturgia o el patrimonio cultural.
De la misma manera, Ángel García Rivilla, secretario episcopal de Castilla, ha explicado que este encuentro es “una semilla que se plantó hace cuatro décadas y que va abriendo pistas y surcos”, y que se hace especialmente necesario en un contexto que se rige “por la despoblación y la crisis vocacional”, y que hace esenciales para los sacerdotes unas “palabras de aliento y esperanza”.