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El Instituto Dolores Sopeña y el ayuntamiento de Vélez-Rubio acuerdan usar la casa de la beata como valor histórico





La casa natal de Dolores Sopeña en Vélez-Rubio (Almería) mantendrá vivo el recuerdo y la memoria de la beata gracias a un convenio de cesión, firmado esta misma semana entre el Instituto Catequista y el Ayuntamiento de la localidad almeriense. Según explican las religiosas en un comunicado, dicho acuerdo permitirá al Ayuntamiento, de forma gratuita, el uso del inmueble natalicio como valor histórico de la localidad y con la intención de difundir el conocimiento de la vida y la obra ejemplares de Dolores Sopeña.

El convenio da por hecho la utilización compatible de la casa natal con la orientación y los fines del propio Instituto Catequista, fundado por la almeriense en 1901 y titular del edificio. La casa mantendrá todos los muebles y objetos originales, utilizados por la Comunidad de Catequistas Sopeña que hasta hace pocos días la habitaba y se ocupaba de su mantenimiento.

En fechas especialmente significativas para la Familia Sopeña en el mundo, como las de su nacimiento; beatificación, el próximo 23 de marzo; constitución de la Congregación o de la Fundación que lleva su nombre, su gran obra apostólica, el Instituto Catequista se “compromete a potenciar la actividad emprendida por el Ayuntamiento, presidido por Miguel Martínez-Carlón, para la mejor actualización y proyección de la vida de una de sus vecinas más insignes”, explican.

Al servicio de entidades sin ánimo de lucro

En virtud del convenio, el edificio se podrá utilizar como lugar de reunión y realización de actividades para entidades sin ánimo de lucro que se consideren de interés para el municipio; la realización de actividades culturales y educativas en línea con la inspiración y fines del Instituto Catequista, y como hospedería para los participantes en alguna de las citadas actividades.

Para las Catequistas Sopeña, la casa que vio nacer a su madre fundadora un 30 de diciembre de 1848 es “un lugar especial, casi sagrado, donde transcurrieron, los primeros años de su vida”, indican. De hecho, para conmemorar los 150 años de su nacimiento se habilitó un pequeño museo. “Entre los recuerdos que captan más la atención y la devoción de los visitantes está, sin duda, la cuna de Dolores Sopeña, una pieza labrada en madera, cedida por un familiar de quien fue su niñera, conservada como una auténtica reliquia”, explican.

Además, se exponen en vitrinas otros elementos tan emotivos como su partida de nacimiento, una fotografía de la pila bautismal o la edición del decreto firmado por san Juan Pablo II, en el que se reconoce que Dolores Sopeña vivió las virtudes de una manera heroica, lo que dio paso a su beatificación en Roma, el 23 de marzo de 2003. Fuera de la casa, “los devotos e interesados en esta mujer extraordinaria podrán continuar la visita acercándose a la parroquia de La Encarnación, donde fue bautizada, y la iglesia de La Purísima, en la que se conserva, en una de las capillas laterales, un retablo donado por sus padres a los pocos meses de nacer Dolores”, concluyen.

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