El proyecto europeo tiene un fuerte apoyo en los obispos europeos que en estos días están celebrando la asamblea de primavera de la Comisión de las Conferencias de Obispos de la Comunidad Europea (Comece) en Bruselas. A las puertas del Brexit o las elecciones del 26 de mayo, los prelados han recibido la visita de Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea.
Un diálogo en el que tanto los obispos –presididos por Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo– y el político invitaron a todos los ciudadanos a participar en el debate político europeo y a votar con responsabilidad para proteger y promover el bien común. Resultados electorales que, para los obispos, condicionarán las decisiones políticas que afectarán nuestra vida cotidiana durante los próximos 5 años.
Camino por hacer
Juncker se declaró ante la asamblea como “un ferviente defensor de la Doctrina Social de la Iglesia”. “Es una de las enseñanzas más nobles de nuestra Iglesia, forma parte de una doctrina que Europa no aplica con la suficiente frecuencia”, añadió. “Me gustaría que redescubriéramos los valores y principios orientadores de la Doctrina Social de la Iglesia”, pidió.
Dialogando sobre los retos de la Unión, los obispos reafirmaron su compromiso para afrontar los desafíos de la digitalización y el desarrollo tecnológico, la demografía, el calentamiento global o las migraciones…
Por ello, ante Juncker insistieron en la necesidad de combinar los esfuerzos de todas las personas de buena voluntad para servir mejor al bien común, situando a la persona humana en el centro de las políticas públicas de la UE. Algo para lo que los (todavía) 28 países encontrarán siempre el apoyo de la Iglesia.