Los habitantes de Toledo, así como todos los visitantes que lo deseen, tienen este sábado 16 de marzo una nueva oportunidad de sumergirse en las raíces más hondas de un enclave en el que late la Historia. Basta con dirigirse a las 19:30 horas a la sinagoga Santa María La Blanca y, en silencio, abriendo todos los sentidos, participar de una vigilia del ‘Purim’ (una de las celebraciones hebreas más importantes) en la que se hermanan judíos y cristianos.
Lo organiza la Fraternidad María Estrella de la Mañana, que fue erigida canónicamente en Salamanca en 1999 y está conformada por 11 miembros consagrados, hombres y mujeres, un presbítero y su fundador, el hermano Abraham de la Cruz.
Desde 2007, por encargo del Arzobispado de Toledo, tiene la misión de asumir la responsabilidad espiritual del lugar simbolizando, como en cada día de fiesta para judíos y cristianos, el abrazo de los hijos de Abraham. Así es como han llenado de vida la sinagoga Santa María La Blanca, que, lejos de ser ya un simple museo académico o el recuerdo de lo que fue vuelve a ser un lugar de encuentro y de oración.
Una cruz con la estrella de David
El símbolo de la orden habla por sí solo: una cruz con la estrella de David en el centro. Sus acciones también: hacer que una antigua sinagoga mayor, transformada en iglesia y actualmente museo, vuelva a ser un lugar de oración, encuentro y celebración conjunta para cristianos y judíos. Abierta a todos, pretende ser un abrazo que cicatrice odios y desconfianzas entre creyentes con una raíz común.
De este modo, se trae al presente un tiempo que se dejó atrás hace cinco siglos (con la expulsión de los judíos de España por parte de los Reyes Católicos) y en el que, en Toledo, se llamaba a la fe desde campanarios que avisaban de la inminencia de la misa, minaretes que advertían de la llegada de uno de los cinco momentos prescritos para la oración y plegarias dirigidas hacia un lejano muro de lamentaciones eternas. Más allá de si la convivencia era o no realmente armónica, Toledo siempre fue considerada como la ciudad de las tres culturas, guardando aún sus enrevesadas callejuelas el eco de los años en que eran recorridas por cristianos, musulmanes y judíos.
Mucho más que un museo
En pleno casco histórico de la ciudad imperial, emerge en todo su esplendor la sinagoga Santa María La Blanca, que fue templo judío, luego iglesia cristiana y hoy es un museo. Pero no un museo al uso, sino un espacio de comunión y fe desbordada en el que rige un lema: “Ser una casa para la reconciliación y para expresar el amor de la Iglesia hacia el pueblo de Israel”.
El carácter de la Fraternidad está íntimamente ligado a la historia de su fundador. Abraham de la Cruz (cuyo nombre originario es Abraham Kron), francés de 74 años, era un judío sin creencia religiosa alguna. Hasta que, ya en edad adulta, percibió “la llamada de Dios” y que esta se le ofrecía “a través de la Iglesia”. Hace 27 años, llegó por primera vez a Toledo. Emocionado ante Santa María La Blanca, inició un canto en hebreo que, salido de la boca de un cristiano, decía: “Amo a Israel”. Ya sabía que su vocación debía desarrollarse allí.
Celebran cada ‘sabbath’
Pero la acción de la Fraternidad no se reduce únicamente a las celebraciones interreligiosas como las que tienen lugar por ‘Hannukah’ o ‘Yom Kippur’. Además, todos los sábados celebran el día sagrado del judaísmo, el ‘sabbath”, no según la ley mosaica, sino como un signo de comunión desde la Iglesia hacia el pueblo judío. Y, durante todo el año, cuentan con exposiciones con pinturas y poemas. En todo lo que hacen, en lo que es una acción sin parangón en la Iglesia, siempre les impulsa el mismo motor: testimoniar que cristianos y judíos somos hermanos.
Y no es una forma de hablar… A cada celebración, acuden decenas de judíos, muchos llegados de fuera de España. Porque, como recuerdan en la sinagoga, Toledo es un punto de peregrinación. Y qué mejor modo de que se sientan en casa que acompañándoles los cristianos, con cantos y rezos, en la vivencia de su fe.
Jornada en la Universidad
La próxima convocatoria de la comunidad no tendrá lugar en Toledo, sino en Madrid. Y será muy especial: la I Jornada ‘Raíces hebreas del cristianismo’. Será en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, en su campus de Vicálvaro, colaborando en su organización, junto a la Fraternidad María Estrella de la Mañana, la Cátedra Universitaria España-Israel y el Centro Sefarad-Israel de Madrid.
Habrá varias ponencias, mesas redondas y una eucaristía presidida por José Rico Pavés, obispo auxiliar de Getafe, en la parroquia San Valentín y San Casimiro, como acto público de reparación que coincide con el ‘Yom hazikaron’, el día del recuerdo de quienes hicieron posible que los judíos pudieran habitar en su hogar patrio. La jornada tiene carácter benéfico para financiar su último proyecto, ‘Beit Abraham’, con el que rehabilitarán un monasterio y centro cultural para expresar este amor gratuito a Israel.