Yalitza Aparicio, originaria de la etnia mixteca de Tlaxiaco, Oaxaca, fue nominada recientemente para recibir el Oscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, como la mejor actriz del año, en virtud de su actuación como empleada doméstica en la película “Roma”, dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón. Si bien no recibió el ansiado premio, para muchos es de reconocerse dicha nominación, y su caso es un ejemplo más de lo que están logrando los indígenas.
Y es que –como opina Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas en su artículo semanal– muchos mexicanos siguen menospreciando a los indígenas, “como si fueran ignorantes, atrasados, torpes e incapaces de superarse; desearían incluso que desaparecieran, como si fueran una vergüenza del país”.
El obispo, quien trabajó más de 25 años con indígenas, asegura que estas comunidades han ido avanzando cada vez más, e incluso, muchos de ellos llevan la delantera en superación e inserción en el mundo actual.
“Son cada día más los indígenas bilingües –dice– cosa que no hemos logrado la mayoría de los mexicanos”. Recuerda que conoció en la selva de Chiapas a un indígena que, sin haber ido a una escuela, dominaba cuatro idiomas: chol, tzeltal, tzotzil y castellano, mientras que muchos hablan tres: tzeltal, tzotzil y castellano, demostrando con ello una gran capacidad intelectual y social.
Refiere que en Chiapas hay muchas escuelas primarias bilingües, donde aprenden el idioma nacional, sin perder el nativo. “Cada día hay más escuelas secundarias y preparatorias en sus territorios (…) aumentan también los centros universitarios en lugares apartados, en la selva, y son más y más quienes logran terminar una carrera profesional. Algunos ocupan cargos importantes en gobiernos y juzgados”.
Arizmendi también se refirió al Rector del Seminario de San Cristóbal de Las Casas, el padre José Bartolomé Gómez, quien es indígena de la etnia tzotzil, idioma que habla perfectamente, al igual que el tzeltal y el castellano.
“Le pedí que fuera a estudiar Teología Bíblica en la Universidad Gregoriana de Roma, y tuvo que aprender italiano; pero como se requieren idiomas modernos, fue a Inglaterra, Francia y Alemania, y se defiende en inglés, francés y alemán. Y como los estudios bíblicos requieren el griego y el latín, los aprendió, y un poco de hebreo. No presume, pero es un sacerdote digno de imitar”.
También puso como ejemplo a otro sacerdote nativo tzotzil, quien fue enviado a Roma a cursar la especialidad en Teología Moral, y también tuvo que aprender a otros idiomas. “Y dos jóvenes de la Pastoral Juvenil, ahora esposos, son indígenas tzotziles. Ella cursó Medicina con éxito y ahora sigue una Maestría. El es abogado, fue presidente municipal y es comerciante”.
El obispo Arizmendi asegura que la Virgen de Guadalupe hizo ver a Juan Diego que no era un desecho de la sociedad, sino su embajador muy digno de confianza, y “como Iglesia, estamos comprometidos a acompañarles en su promoción integral, pues son tan hijos de Dios y tan ciudadanos como el resto del país”.