Bolivia se ha convertido en el nuevo destino de la movilización continental Huellas de ternura, una apuesta coordinada desde el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), junto a Cáritas Latinoamérica, la Federación Internacional Fe y Alegría, la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC), la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR), la Red Mundial de Oración del Papa y World Vision, para promover la protección de menores a través de diversas actividades formativas, pastorales y de acción social.
Desde el pasado 16 de marzo el equipo de Perú, representado por el obispo de la prelatura de Chiquibamba-Camaná y embajador de la ternura, Jorge Izaguirre, hizo entrega formal de la cometa de colores –símbolo de la caminata– al obispo de El Alto, Eugenio Scarpellini, en el puente internacional Desaguadero, territorio fronterizo en Perú y Bolivia. Se tiene previsto recorrer El Alto, La Paz, Oruro, Potosí, Sucre, Cochabamba, Santa Cruz y Pando, culminando el 31 de marzo cuando la cometa llegue a territorio brasileño.
Por su parte, Heydi Campos, secretaria ejecutiva de pastoral social Cáritas boliviana, ha agradecido la oportunidad de realizar la caminata Huellas de ternura “a todas las instituciones y países hermanos que han trabajado en esta movilización buscando el bien de los niños y niñas”, tal como lo reseña el portal de la Conferencia Episcopal Boliviana.
Además, ha resaltado que la caminata está dejando “grandes frutos en su paso por Latinoamérica y de la misma manera se espera para Bolivia”. Uno de los objetivos fundamentales que se proponen con la movilización en el país altiplano es lograr que sea una movida, una transformación personal, para seguir promoviendo cambio y justicia, en “un país donde se tiene mucha necesidad de amor y de ternura”.
Dando voz a las escuelas católicas y como uno de los actores principales de las acciones, Hisela Culqui, directora nacional de Fe y Alegría en Perú, ha resaltado el compromiso de la institución con la promoción de “la cero violencia, 100 por ciento ternura” para trabajar por un mismo propósito con otras instituciones.
Igualmente ha dicho que si bien la cometa sigue su rumbo a Bolivia, las acciones por la niñez continuarán, porque este símbolo “se queda en nuestro corazón y en nuestro trabajo”, en referencia a las futuras articulaciones que desde las organizaciones eclesiales se esperan con el paso de la caminata.
Eugenio Scarpellini, obispo de la Diócesis de El Alto, tras recibir la cometa de colores, y acoger al embajador de ternura y a una comitiva venida de Perú, ha manifestado que es “el clamor de Bolivia hacer frente a la violencia contra los niños y niñas”, por ello, ante este flagelo, elevó una oración con la intención de que prime la ternura, solidaridad y el respeto a esta población vulnerable.
Uno de los primeros gestos de Bolivia como anfitriona de la Caminata fue pedir por la niñez, víctimas de problemas familiares, faltos de amor para que encuentren en su hogar paz y amor. De allí que el prelado ha hecho votos para que “a través de estas movilizaciones las autoridades y sociedad en general se conviertan en la mano de ternura hacia todos ellos que lo necesitan”.
Foto: CEB